miércoles, 15 de junio de 2011

Nuestro cerebro sube el volumen cuando hablamos


Neuronas de distintas partes de nuestro cerebro deciden lo que oímos.

Nuestro cerebro filtra el ruido no deseado para que podamos concentrarnos en lo que estamos escuchando. Sin embargo, cuando se trata de nuestra propia voz, existe un sistema para fijar el volumen que puede silenciar o amplificar selectivamente el sonido que hacemos y el que escuchamos. Estas son las conclusiones de un estudio sobre el cerebro de la Universidad de California, Berkeley. Cuando hablamos y escuchamos, la actividad de la corteza cerebral auditiva se intensifica en algunas regiones del cerebro y se apaga en otras.

Científicos en neurociencia de la Universidad de Berkeley, la Universidad de San Francisco y la Universidad de Johns Hopkins en los Estados Unidos han monitorizado las señales eléctricas que emite el cerebro de pacientes hospitalizados con epilepsia. Han descubierto que las neuronas de una parte del sistema auditivo del paciente pierden intensidad al hablar, mientras que en otras partes se activan.

Una imagen compleja
“Hasta ahora se consideraba que el sistema auditivo en el ser humano quedaba suprimido en su mayor parte durante el habla, pero hemos descubierto que hay partes de la corteza cerebral muy unidas y sensibles a diversos aspectos de nuestro propio habla, lo que sugiere una imagen mucho más compleja”, explica Adeen Flinker, estudiante de doctorado en neurociencia de la Universidad de Berkeley, y autor principal del estudio.
“Hemos encontrado evidencias de que millones de neuronas se activan en conjunto cada vez que escuchan un sonido, justo al lado de millones de neuronas que ignoran el sonido externo pero que se activan a la vez al mismo tiempo que hablamos”, añade Flinker.

Necesitamos escucharnos a nosotros mismos
“Tal mosaico de respuestas puede jugar un papel primordial para explicar cómo somos capaces de distinguir nuestro propio habla del de los demás. Tanto si se trata de aprender otro idioma o hablar con amigos en un bar ruidoso, necesitamos oír lo que nosotros mismos decimos y cambiar nuestro discurso de forma dinámica según las necesidades del entorno”, explica Flinker.

La corteza cerebral auditiva se sitúa en la región del lóbulo temporal del cerebro que se encarga del sonido. Para oír, el oído del ser humano convierte las vibraciones en señales eléctricas que se envían a estaciones de relevo funcionales en la corteza cerebral auditiva, donde se redefinen y procesan. El lenguaje se procesa principalmente en el hemisferio izquierdo del cerebro.

Estos descubrimientos proporcionan nuevas pistas para entender cómo podemos escucharnos a nosotros mismos por encima del ruido de nuestro entorno y cómo monitorizamos lo que decimos. Estudios previos han demostrado que el sistema auditivo en los monos es selectivo, que pueden amplificar las señales cuando se trata de llamadas de alerta para aparearse, para alimentarse o informar de un peligro, pero hasta este estudio, no quedaba claro cómo estaba conectado el sistema auditivo en el ser humano.

Fuente: www.berkeley.edu/news.

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