lunes, 13 de junio de 2011

Lorena Carvajal, la actriz que quiere integrar a los no oyentes con los oyentes a través de los cuentos


Chile - Una tarea ardua es la que se proponen Lorena Carvajal y Elizabeth Godoy, al llevar el mundo de los cuentos clásicos, como la Caperucita Roja o los Tres Chanchitos, que muchos de nosotros escuchamos de nuestros padres o abuelos, al mundo de los sordos mediante representaciones a través de láminas y espectáculos de cuentacuentos realizados en lenguaje hablado y de señas. Este novedoso proyecto, ganador de un Fondart, pretende aportar desde la comuna de Quillota a la integración de sordos y oyentes.


Lorena Carvajal y Elizabeth Godoy



¿Cómo nace ésta idea?

Lorena: Yo siempre he trabajado, como actriz y pedagoga teatral, en talleres con niños con diversidades den aprendizaje y cuando conocí el mundo de los sordos, a través de un taller que hice, empecé a interiorizarme y a darme cuenta de que muchos no conocían los cuentos clásicos. Además no había una manera de enseñarles, porque muchos no saben leer, porque no se focaliza el esfuerzo en hacerlos juntar letras, sino más bien que avancen en su propio lenguaje. Entonces comencé a pensar en cómo podía ayudar, y me di cuenta de que los cuentos eran una bonita forma de integrar. Y la idea no era solo llevar estos cuentos a los sordos y dejarlos a ellos en su mundo no oyente, sino que también niños oyentes pudieran saber que habían personas iguales a ellos, solamente que no escuchaban. Además hay que sacarle provecho a sus otros sentidos agudizados, como el visual. Cuando Elizabeth me acompaña y cuenta en lenguaje de señas, pone mucha intensidad en el gesto y eso llama la atención de los niños con sordera, que son muy visuales.

¿Esperan fomentar la lectura entre la comunidad de los sordos con este proyecto?

L: Es que es difícil, porque muchos de los sordos no saben leer, porque más que manejarse con letras, ellos se manejan con conceptos. Tienen señas que significan una palabra completa, por ejemplo alegría (realiza la seña), son mucho más de ideas generales que de descifrar letras. Y eso nos ha llevado a trabajar con los más chiquititos con láminas que nos ayudan a concentrar el concepto completo de una escena del cuento. Primero se los contamos entre Elizabeth y yo, después les mostramos las láminas y luego desordenamos temporalmente las láminas y ellos deben ir ordenando. Y ellos logran hacerlo, es un proceso lento, pero logran hacerlo y después pueden contarte el cuento. Es súper interesante.

¿Es muy difícil lograr la comunicación entre ustedes y los chicos?

L: Hay que buscar las formas, primero partimos contándoles, Elizabeth con señas y yo con expresión oral. Es que tenemos que integrar al sordo, no podemos sólo enseñarle el lenguaje de señas si después no se va a poder comunicar con la sociedad. Por eso la mamá de Elizabeth le enseñó a hablar y después a manejarse con el lenguaje de señas.

¿Sería posible que ellos crearan sus propios cuentos?

L: Me encantaría que ellos crearan, pero es muy difícil, porque la lógica del sordo es muy diferente a la de nosotros, porque la falta del sentido del oído hace que tengan otra forma de mirar el mundo y por eso no tienen la misma forma de razonar de nosotros. Quizá en una lógica propia, más conceptual, porque no manejan el abecedario como lo manejamos nosotros, sino que más bien hacen equivalente una seña a un concepto, todo es a través de conceptos, porque todo es visual. Ellos saben si tú estás triste, estás contento, tienes pena, lo han trabajado tanto que ellos saben.

¿Cómo ha sido la recepción de los niños hacia el proyecto?

L: Mira, al principio yo tenía un poquito de susto, porque la comunidad sorda es complicada, son herméticos, son cerrados, no son como la Eli, la Eli es una excepción a la regla. Pero la recepción ha sido increíble, maravillosa, las tías nos dicen que los niños esperan que llegue el taller. Y eso es porque han aprendido muchas cosas, a contar a expresarse. De pronto ya se paran solos, de a dos, y cuentan un cuento. Y lo hacen bien.

¿Cuáles son las metas futuras de ustedes?

L: De aquí a mi no me paran más. Ya logré instalar en el inconsciente del Consejo de la Cultura que los sordos son una comunidad importante, que merece acceder a la cultura, así que cuando logre mostrar en nuestro acto final, en diciembre, que los niños sordos son capaces de contar, de expresar, voy a haber dado el primer paso de un camino que quiero hacer para aportar hacia la integración de los sordos.



http://www.quintainterior.cl

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