jueves, 26 de mayo de 2011

El baile, una conexión extracotidiana del cuerpo


Imaginar que alguien danza sin la compañía de la música puede ser difícil. Pero si se considera que es este arte que explora el cuerpo humano a través del movimiento, pensar en aquellos quienes no escuchan pueden bailar, no es “cosa del otro mundo”. Deni Domínguez Molina cree que la Danza es algo más que llevar el ritmo musical en el cuerpo; bailar es para ella algo que puede mejorar la vida de los demás, que ayuda a sentirse bien pese a lo adverso. Esta idea la llevó a enseñar Danza Contemporánea a un grupo de sordos -quienes pronto participarán como compañía invitada en un importante festival nacional-, a través de la asociación civil Resurrección, en Xalapa.
Recientemente, el grupo de bailarines que enseña Deni presentó “Óyeme bailar: Danza para sordos”, espectáculo coreográfico realizado con el apoyo del Programa de Estímulo a la Creación y el Desarrollo Artístico de Veracruz.
Deni Domínguez Molina es Licenciada en Danza Contemporánea por la Universidad Veracruzana (UV). Actualmente forma parte de la Compañía Tempesdanza, bajo la dirección de Lou Sturm, e imparte clases en el Centro de Danza Contemporánea de la misma compañía.
Su labor enseñando Danza Contemporánea a sordos inició en 2006, mediante la realización de un taller que brinda en colaboración con la asociación civil Resurrección…
-¿Cómo se te surge la idea de enseñarle danza a sordos?
Inicialmente participé en otro proyecto de coreografía al que fui invitada por otra bailarina, amiga y oyente también, en el cual la propuesta era desarrollar danza a partir de la lengua de señas. La idea era hacer danza con el lenguaje modificado para un público sordo porque no puede ser el mismo para el público de oyentes. Fue un proyecto de un año, tiempo en el que entonces estuvimos mucho en contacto con la comunidad sorda para que fueran a las funciones.
“Entonces ahí me dieron muchas ganas de darles el taller, a partir de que fui comprendiendo qué es ser sordo y de conocer la lengua de señas, que es bellísima”.
Deni especificó que al final de cada función que brindó como bailarina para el público sordo, fueron sus espectadores quienes la animaron a querer enseñarles Danza Contemporánea: “ellos son muy visuales, imitan el movimiento mucho y noté que les daban ganas de bailar, y así fue como dije: ¡Me aviento a darles el taller!”.
-Cualquier otra persona diría que la convivencia con la gente sorda es difícil…
Lo es un poquito. Por ejemplo, siempre me preguntan “¿y cómo les das clases si no oyen la música?”… La Danza y la Música son artes y áreas separadas por completo que históricamente les ha tocada ir de la mano, pero no es obligatorio que así sea. Y fue a partir de aprender la lengua de señas, de tomar un taller con el grupo de teatro “Seña y verbo” (un grupo de teatro para sordos) que me di cuenta que no es tan difícil acercarse a la gente que no puede oír.
“Cuando empecé tenía yo muchísimas dudas pero la cosa es investigarle. Con el tiempo he aprendido mucho probando algunas cosas, así veo cuáles funcionan, cuales no; al trabajar con ellos (los sordos) se aprende mucho”.
¿Qué tan diferente es enseñar danza a gente que no oye en comparación con quienes sí?
Muy diferente porque estamos acostumbrados a que en talleres con oyentes damos por hecho imágenes o conceptos, o indicaciones en voz, o apoyados con la música, que con los sordos no es así.
“Para empezar con ellos (con los sordos) siempre hay que mantener un contacto visual, siempre están esperando la indicación, como no ocurre con oyentes que te ven por el espejo aunque estés de espalda; enseñar danza se debe entender desde un punto de vista muy visual”.
-¿Cómo baila una persona que no “escucha” la música?
Bailan a partir de la conexión con su cuerpo que es otra forma de bailar, y además una construcción de la Danza Contemporánea.
“A partir de que se empieza a sentir el cuerpo de una manera distinta, se comienza a habitarlo y a moverlo, expresando algo muy simple; comienzas a utilizarlo de manera extracotidiana y partir de ahí ya estás bailando, creando tu movimiento, tu manera de expresarte a partir del cuerpo y eso te va dando sensaciones, por ello se habla de “una conexión con tu cuerpo”, porque es un dialogo con él mismo”.
-Y en esa conexión con su cuerpo, ¿es igual lo que expresan bailarines oyentes y aquellos que no escuchan o todos los seres humanos expresan lo mismo cuando danzan?
Es un poco de ambas cosas: Todos quienes hacemos danza expresamos cosas de esta realidad pero ellos (los sordos) viven una realidad adicional. Es a través de la danza cuando ellos empiezan a soltarse y van agarrando seguridad, venciendo la timidez porque suelen ser muy reservados, van conociendo su personalidad y lo que les interesa, lo que les gusta, su carácter y a partir de eso van bailando.
¿Cómo construyes sus coreografías?
Precisamente a partir de sus intereses y personalidades. Por ejemplo, hay una coreografía –de las que presentamos en octubre pasado con “Óyeme bailar”- que la hice porque Hilario, uno de los integrantes, de niño se perdió y fue algo que lo marcó de por vida, entonces con sus casi cincuenta años, él siempre va a los mismos lugares y recorre los mismos caminos, es muy difícil que haga algo fuera de su rutina porque las cosas nuevas le asustan un poco, pero la danza le fue dando más seguridad.
“En él (Hilario) vi un cambio muy radical luego de conocer que podía hacer algo nuevo, que podía ser bueno para algo y cambiar su inseguridad para permitir la entrada a cosas nuevas. Entonces esa coreografía representa que él esta encerrado, solo y poco a poco busca la manera de salir de ese encierro y encuentra a alguien como él, y a partir de ahí los dos van juntos por nuevos caminos”.
Otra de las coreografías que Deni ha creado para ser escenificada por danzantes no oyentes, está basada en dos historias: La de un joven estadounidense afroamericano quien al no escuchar un alto de la policía, fue muerto por conducta sospechosa y un caso semejante ocurrido con uno de sus bailarines: “En su colonia, él fue a una tienda cercana a su casa y como es de los chicos que viste como algunos chavos de hoy -con pantalones aguados y medio abajo-, y además portaba una mochilita, unos policías le hablaron para que les enseñara lo que portaba en esa mochila, al no verlos ni escucharlos, la policía lo detuvo. Confundido y asustado, él no hacía señas ni nada, así que los policías creían que se estaba burlando de ellos o los retaba con su conducta de no responder a sus preguntas, ya se lo iban a llevar detenido hasta que una vecina intervino, y explicó a las autoridades que era sordo. “Pasó en Estados Unidos y pasa aquí, es como un mal universal no entender a las minorías con una discapacidad”

Los olvidados de todo el mundo

Para Deni Domínguez Molina la Danza ha ayudado a sus alumnos sordos en además de hacerlos sentir bien, darles un motivo extra en su vida: “Además, el hecho de tener presentaciones les ha dado la oportunidad de mostrar su cultura, su lengua, de decirles al resto “estamos aquí y pónganos atención”, lo cual para ellos es muy estimulante.
La entrevistada afirmó que entre la comunidad sorda, hay ya casi la resignación de “pasar por desapercibidos” por parte de quienes escuchan: “son los olvidados del mundo”.
-Y a ti, ¿cómo te ha cambiado esta experiencia de convivir a través de la danza con quienes no escuchan?
Me abrió un panorama interesante en el que aprendo todo el tiempo y es súper estimulante para mí. De repente verlos improvisar, verlos bailando, es muy satisfactorio y realmente es como estar en otro mundo.
-¿Cómo te ha influido su experiencia en la danza al ser tú una bailarina oyente?
Desde que empecé bailando para la comunidad sorda, era un trabajo que me exigía mucha precisión en cuanto a lo gestual y a la significación que tiene mucho rigor y detalle, precisamente porque es muy visual. Después, al trabajar con ellos como coreógrafa inicié con la idea de hablar de lo que me importa pero luego aprendí que no se trata de mí, si no de ellos, de sus intereses, de lo que opinan y viven.
Y como coreógrafa oyente, ¿cuál ha sido la influencia ganada al ser también coreógrafa de sordos?
No lo había pensado pero mi trabajo como coreógrafa oyente se ha visto permeado por el trabajo que hago con sordos. De hecho hay coreografías en las que he mezclado video, video danza, cámara en escena y creo que este trabajo se vio permeado en la forma por la cuestión del gesto, de los detalles y de jugar con la cuestión visual.
“Con la presencia de la cámara en escena hacia acercamientos, toma detalles y eso es algo que tiene que ver con la lengua de señas: los detalles en el rostro, en la mano”.
-¿Qué próximos planes tienes con tu grupo de bailarines no oyentes?
Pues son muchos y muy felices: a partir del inicio de este año continuamos con el inicio de temporada en Centro Recreativo Xalapeño, y además próximas funciones en el Distrito Federal. Esta es una oportunidad muy especial porque se mandó una convocatoria a nivel nacional para grupos de artistas de todas las áreas, para programar el área cultural de la Secretaría de Hacienda, nosotros metimos varios proyectos y el que se eligió fue el de la compañía de danza de sordos.
Deni puntualizo que las funciones ya programadas en la capital del país, resultan ser muy estimulantes para la Compañía Independiente que encabeza, ya que como integrantes de la misma, sufren un doble rechazo, primero el de la gente oyente quien al enterarse de su discapacidad “le saca la vuelta, no sea cosa que se les vaya a pegar”, y el segundo por parte de quienes organizan programas para discapacidades o personas con capacidades diferentes:
“También se olvidan de ellos por la barrera idiomática, porque casi no hay interpretes, porque no se les nota en la foto que son discapacitados y eso no da puntos para el electorado, entonces es un orgullo que ahora al que nadie pela y el que pasa desapercibido incluso a veces por su propia familia, viajará con gastos pagados a dar funciones para ser visto bailar”.
Finalmente, Deni Domínguez Molina expreso que la Discriminación es un asunto que está “mucho más cerca de lo que uno cree; uno piensa que se es muy incluyente pero la verdad es que la discriminación está a la vuelta de la esquina. Para comunicarse sólo hacen falta dos y sólo una sonrisa, que es entendida por cualquiera”.

Recuadro 1.
Para quienes gusten integrarse al taller de Danza Contemporánea que imparte Deni Domínguez para no oyentes, en Xalapa, se debe acudir a la Asociación Civil “Resurrección”, ubicada en la calle de Úrsulo Galván 76, zona centro. Los días de clase son martes, jueves y sábados, a las 17:00 horas.
Esta asociación imparte también otros talleres artísticos para la comunidad sorda, así como talleres para padres, clases de escritura, lengua de señas.


Fuente: www.imagendelgolfo.com.mx

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