Los padres se ven profundamente afectados cuando a su hijo se le diagnostica una pérdida de audición. Inmediatamente tras el diagnóstico la calidad de vida de los padres empeora significativamente. Pero con el tiempo se va recuperando la calidad de vida normal.
Pena, impotencia y agresividad son algunas de las emociones que sienten los padres cuando a su hijo se le diagnostica una pérdida de audición. Este fue el resultado obtenido por investigadores alemanes basándose en un estudio sobre la correlación entre la audición y el habla de los niños y el estado emocional de sus padres.
El estudio incluyó a 39 padres de niños con implante coclear y 32 padres de niños con audífonos. Los padres fueron entrevistados acerca de su estado psicológico cuando su hijo obtuvo el implante o los audífonos, y de nuevo, al cabo de los seis meses.
Los padres en ambos grupos experimentaron mejoras significativas en la calidad de vida durante el tiempo del estudio. En la primera entrevista, el sentir colectivo de la calidad de vida era malo. Seis meses después, la calidad de vida había experimentado una vuelta a la normalidad.
Decisión estresante
El periodo inmediatamente después del diagnóstico resultaba ser particularmente estresante para los padres.
Los padres de niños con diagnóstico dudoso a los que se les aconsejaba con cierta inseguridad el implante coclear en lugar de audífonos era el grupo más afectado. Incluso si estos niños tenían una buena capacidad auditiva y del habla en comparación con otros niños, sus padres se sentían bajo una enorme presión debido a la dificultad de tomar la decisión final de someter al niño a una operación de implante coclear.
Basándose en los resultados de la encuesta, los investigadores alemanes recomiendan a los especialistas en audición centrar su atención en las preocupaciones e inseguridades de los padres tanto como en el niño con discapacidad auditiva.
Fuente: Parental Distress: The Initial Phase of Hearing Aid and Cochlear Implant Fitting,
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