viernes, 22 de abril de 2011
Causas de la pérdida de audición en niños
Cerca de 3-4 recién nacidos de cada 1.000 tienen una discapacidad auditiva importante. La pérdida de audición puede ser hereditaria o puede producirse por enfermedades o lesiones.
En los genes
El 50% de todos los casos de pérdida de audición congénita en niños se produce por factores genéticos.
Una pérdida de audición hereditaria no significa necesariamente que uno o ambos padres sean también discapacitados auditivos. De hecho, cerca del 90 % de los niños con pérdida de audición congénita nacen de padres oyentes, que han trasmitido esta condición por ser portadores del gen recesivo. En un 20-30% de los casos, se desconoce la causa de la pérdida de audición congénita.
Las enfermedades prenatales explican el 5-10% de todos los casos de pérdida de audición congénita incluyendo las infecciones durante el embarazo, como la rubéola, citomegalovirus, herpes o sífilis, consumición de toxinas durante el embarazo y otras circunstancias que tienen lugar en el momento del parto o inmediatamente después. Los niños que nacen prematuramente tienen un mayor riesgo de convertirse en discapacitados auditivos.
Las causas prenatales suponen el 5-15%.
Causas postparto
Causas postparto
Tras el nacimiento, traumas en la cabeza o infecciones durante la infancia, como la meningitis, sarampión o varicela, pueden producir una pérdida de audición permanente. Ciertos medicamentos antibióticos como la estreptomicina y otros medicamentos derivados, también pueden causar problemas auditivos al niño.
Las infecciones de oído como la otitis media pueden causar una pérdida de audición temporal o desembocar en una discapacidad auditiva permanente si se deja sin tratar.
El 10-20% de las pérdidas de audición se deben a causas postparto.
Identificación temprana
La pérdida de audición infantil puede ser difícil de detectar. En casi dos tercios de todos los casos son los padres los primeros en sospechar que existe una pérdida de audición, en un 15% de los casos son otros servicios sanitarios los primeros en sospecharlo, y en aproximadamente un 10 % los pediatras.
La detección precoz de la pérdida de audición, además de prestar atención a las respuestas del niño y su comportamiento general, es por tanto primordial para empezar el tratamiento lo antes posible. Los niños a una edad tan temprana como son las cuatro semanas de vida pueden beneficiarse del uso de audífonos.
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