martes, 25 de octubre de 2011
Uno de cada tres adultos mayores tendrá un episodio de vértigo en algún momento de su vida
Esta manifestación, junto con los mareos, es una de las más frecuentes cuando de alteraciones de orientación en el espacio se trata, y si se piensa en la consulta con los médicos otorrinolaringólogos, que son los encargados de controlar y analizar los factores que interfieren en la coordinación y el mantenimiento del equilibrio.
“El vértigo y los mareos se cuentan entre las sensaciones más frecuentes y perturbadoras que debe tratar el otorrinolaringólogo. Si bien las situaciones y las sensaciones que describen los pacientes son múltiples y variadas, en líneas generales podemos decir que lo que más comúnmente sienten es la noción de movimiento del cuerpo o el ambiente, la sensación de precipitación en el vacío, el vacío en la cabeza, la inestabilidad o inseguridad en la marcha, la visión borrosa o nublada, el dolor de cabeza ya sea con o sin náuseas, el miedo a las caídas o a la pérdida de la memoria y la disminución de la capacidad para concentrarse”, expuso la Dra. Marcela Gómez, integrante del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Austral (HUA) al ser consultada sobre el trastorno denominado Síndrome Vestibular Benigno o más sencillamente vértigo, que en los últimos días cobró notoriedad a raíz del episodio sufrido por Mauricio Macri, el jefe de Gobierno porteño, pero que según comentó la especialista, padece 1 de cada 3 adultos mayores en algún momento de su vida.
Se sabe también que de las personas que sufren caídas crónicas, el 50% padece trastornos vestibulares. Por lo tanto el vértigo y el mareo son síntomas de alarma que materializan y hacen visible la presencia de una alteración del sistema de orientación en el espacio.
Esto es así porque además de conectarnos con el exterior mediante la captación de los sonidos, el oído es responsable de la coordinación y el mantenimiento del equilibrio.
“Ocurre que en el sector interno que se encuentra excavado en el hueso temporal en el interior del cráneo, el oído tiene dos partes principales: la cóclea y el laberinto, que juntos forman una parte del aparato vestibular. Mientras la cóclea se relaciona con la audición, el laberinto lo hace con el equilibrio, que no es más que la capacidad que tiene una persona para conservar el centro de gravedad dentro de un límite restringido sobre los pies. Entonces, la orientación en el espacio y el mantenimiento del equilibrio son resultado de la integración en el sistema nervioso central de la información que procede de los receptores que se encuentran en el oído interno (aparato vestibular), en el sistema músculo tendinoso (principalmente articulaciones y tendones de los músculos del pie y las cervicales), y en el aparato visual”, añadió la Dra.
Mientras hasta hace algunos años el vértigo y el mareo eran considerados patologías y síntomas de adultos, en la actualidad se sabe que los niños también pueden sufrirlos, aunque por lo general las crisis de ellos no suelen ser tan intensas como la de los adultos.
Causas y detección
Por lo general el vértigo y el mareo reconocen múltiples causas. Mientras algunas veces “traducen” alteraciones del sistema vestibular por procesos que se asientan directamente en él, en otras oportunidades se trata de síntomas secundarios a alteraciones circulatorias o neurohormonales, infecciones o traumatismos.
“La sensación vertiginosa es sumamente compleja y puede presentarse aislada, como fenómeno puramente subjetivo; aunque otras veces se acompaña de manifestaciones, como náuseas y vómitos, que de alguna manera la identifican y le dan entidad. Asimismo, cuando el cuadro se acompaña de molestias que se asientan y relacionan directamente con la función del oído –por ejemplo la pérdida de la audición, la presencia de acúfenos (sonidos) o zumbidos, y la sensación de oído lleno- nos encontramos frente a datos importantes sobre la localización de la lesión”, consignó la Dra. Gómez.
“Por eso, el interrogatorio detallado y minucioso que realice el especialista durante la confección de la historia clínica es la llave que lo llevará a desarrollar un diagnóstico adecuado. Durante el interrogatorio hay que obtener los siguientes datos: cuándo comenzaron los síntomas (horas, días, meses, años), cómo comenzaron, en que lugar estaba el paciente, si existió un traumatismo de cráneo previo o si la persona había tenido alguna infección recientemente. También es importante prestar atención a la manera en que la persona describe los síntomas que tiene, si son continuos o duran corto tiempo, si percibe que quedó inestable o si tuvo ‘síntomas acompañantes’ como náuseas, vómitos, dolor de cabeza, zumbidos, sensación de oído lleno, dolor de oído o supuración del oído. Por último, hay que saber si existieron factores desencadenantes como por ejemplo estornudar, levantar objetos pesados, girar la cabeza, incorporarse, levantarse, acostarse o darse vuelta en la cama”, enumeró la especialista.
Por otro lado, el médico especialista debe considerar si el paciente presenta hipertensión arterial, enfermedades del metabolismo como la diabetes, hipercolesterolemia o enfermedades de la tiroides, así como también la medicación que recibe para ellas.
En cuanto a los exámenes, además del interrogatorio es importante realizar la valoración de la audición mediante una audiometría, así como también pruebas sanguíneas de laboratorio y por supuesto el estudio por excelencia del equilibrio: la Videonistagmografia, una técnica de registro de la exploración del sistema vestibular.
“En esta prueba se usa una cámara de video de infrarrojos en el interior de unas gafas que se colocan alrededor de los ojos del paciente, para así registrar y grabar los movimientos nistagmicos de los mismos. Este estudio es totalmente indoloro, necesita una preparación previa del paciente que se le indica antes, y la realización se completa en aproximadamente una hora. Mediante su desarrollo es posible realizar un diagnóstico del lugar de la lesión y en ocasiones de la causa del vértigo. También en muchas situaciones orienta al médico para que éste realice el pedido de otros estudios para obtener el diagnóstico definitivo. Entre éstos se encuentran la Tomografía Computada y la Resonancia Nuclear Magnética”, describió Gómez.
El tratamiento
Una vez concretado el diagnóstico, llegará el momento de analizar los pasos a seguir. El punto ineludible es la terapia física, que está indicada en la mayoría de las personas con trastornos vestibulares independientemente de la edad. También existen otros elementos como la dieta, la ingesta de fármacos y la rehabilitación vestibular.
Ésta última es un pilar sustancial en el tratamiento médico y consiste en la realización de una serie de movimientos repetidos de la cabeza, el cuello y los ojos con la finalidad de estimular el reentrenamiento de toda la entrada de la información del equilibrio para que, en series repetitivas, el sistema nervioso central vea la falla y por habituación logre la compensación de la misma, y desaparezca el mareo.
“Es muy común que las personas con mareo y trastornos del equilibrio adopten una vida más sedentaria para así evitar sus síntomas. Aunque esta conducta es entendible por la inestabilidad que ellos sienten, lo cierto es que contribuye a que persista la incapacidad percibida impidiendo la recuperación”, refirió la Dra. Marcela Gómez.
“Por el contrario, si con los ejercicios las molestias persisten, hay que indicar unas sesiones de rehabilitación vestibular con el terapeuta. Una vez concluidas y lograda la mejoría se recomienda continuar en la casa las series de ejercicios realizados, así como también practicar Taichi-chuan”.
“Por último –concluyó la especialista- se recomienda disminuir la ingesta de sal y de productos con cafeína, chocolate, alcohol y tabaco”.
TIP IMPORTANTE:
Diferencia entre vértigo y mareo:
Etimológicamente la palabra vértigo significa girar, de manera que el desarrollo de este síntoma debería asumirse como la sensación de rotación del cuerpo o el ambiente que lo rodea.
El vértigo es, entonces, una alucinación de movimiento, definición que incluye todas las sensaciones que el individuo percibe, ya sea la sensación de rotación, de movimiento, de cabeza vacía o de caída.
Por su parte, el mareo se traduce en la sensación de desequilibrio, inseguridad, inestabilidad, simil ebriedad o ir embarcado.
Fuente: www.hospitalaustral.edu.ar
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