MaloBueno
Ginés Pascual Fernández Sánchez es de esos hombres que se lleva bien con todo el mundo y al que mucha gente admira porque ha sabido sortear con entereza las piedras que la vida le ha puesto en el camino. Su sordera no le ha impedido cumplir diariamente, durante doce años, con su trabajo al frente del archivo general de la Comisaría de Policía Nacional de Molina de Segura hasta que, con 67 años, se jubiló hace unos meses. En concreto, su puesto de trabajo estaba adscrito al módulo de apoyo dependiente de Secretaría. El próximo jueves será una jornada especial porque se le rendirá un merecido homenaje durante una pequeña fiesta a la que no faltarán sus amigos policías y, además, supondrá el reencuentro con familiares a los que no ve desde hace tiempo.
-¿Su discapacidad no le ha impedido llevar a cabo su trabajo?
-La sordera fue en aumento y durante los cuatro últimos años me comunicaba por escrito con notas con el jefe. Por lo demás, he podido hacer y cumplir con mi trabajo todos los días en la Comisaría, sin pedirme nunca una baja.
-¿Siempre ha estado al frente del archivo general?
-Desde que me incorporé a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, hace casi doce años, me he dedicado al archivo general. También trabajé en la Universidad de Murcia durante más de quince años. Pedí una excedencia voluntaria y, después de ocho años, solicité mi reingreso en la Administración y fui destinado a la Comisaría, como bien sabe usted pertenece al Ministerio de Interior.
-Usted debe conocer muchos secretos de la gente de Molina.
-En el archivo general se archivan todos los documentos que se generan a diario en la Comisaría. En cuanto a los secretos que conozco de Molina, siguen siendo secretos. Como usted comprenderá, no puedo desvelar nada.
-¿Qué ha aprendido de su experiencia en este trabajo?
-A ser más humilde. No tengo anécdotas importantes. No obstante, he hecho muchas amistades y amigos en el barrio de Fátima, donde está la Comisaría.
-¿Le ha tratado bien la Policía Nacional?
-En la Policía Nacional nada más que tengo amigos, nunca han tenido un mal gesto conmigo. Son unos profesionales como la copa de un pino.
-Tanto es así que se ha quedado a vivir en Molina de Segura, aún siendo usted de Pliego
-En Molina llevo el mismo tiempo que cuando estaba en activo. Si, todavía vivo en Molina y paso gran parte del tiempo en el barrio Fátima.
-La jubilación, a veces, se hace dura. ¿No echa de menos el trabajo?
-Claro que lo echo de menos, pero tiene que ser así. Después de varios oficios, incluidos los doce años en la Comisaría, me he jubilado a los 67 años. Ahora dedico mi tiempo a leer, hacer crucigramas y jugar al dominó.
-¿Y qué me cuenta del homenaje que le han preparado?
-Desconozco si voy a ser homenajeado. En realidad, lo que vamos a hacer es una reunión, una fiesta con amigos y familiares para celebrar mi jubilación y recordar buenos momentos. No obstante, le agradezco que me haya incluido en su agenda de trabajo.
JUAN LUIS VIVAS / http://www.laverdad.es
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