lunes, 7 de noviembre de 2011
Cultura que ni se oye ni se ve
Las exposiciones eran terreno vedado para sordos y ciegos hasta que el Centro Cultural Cordón o el Museo del Libro trajeron cambios
La exposición sobre Sorolla que organizó en mayo de 2008 la Obra Social de Caja de Burgos fue la primera en la que una persona sorda pudo visitar por su cuenta una muestra en Burgos sin necesidad de tenerlo organizado con antelación o de hacerlo en grupo y, lo que es más importante, fue la primera vez que una persona sorda, al salir, tuvo la certeza de haberse enterado de todo. Aquella fue la primera exposición en la que se pusieron a disposición del público audioguías con subtítulos y con interpretación en lengua de signos, algo que, desde entonces, se ha repetido en otra decena de exposiciones de la Obra Social, la última, la que se dedica al pintor Diego Rivera, Arte y Revolución.
Puede que este título sea el que mejor ilustre la repercusión que tuvo en la ciudad la iniciativa de Caja de Burgos porque, desde entonces, no se ha hecho más que evolucionar en un aspecto que pasa mucho más desapercibido que el de las barreras arquitectónicas: el de las trabas en los contenidos artísticos y culturales. Pero, aunque desde entonces se ha mejorado, queda mucho por hacer. Sirva de ejemplo que hasta hace poco más de dos semanas el novísimo Museo de la Evolución Humana no disponía de signoguías para las visitas de las personas con discapacidad auditiva y los recursos siguen siendo anecdóticos cuando se trata de personas ciegas o con serios problemas de visión.
El jefe de gestión de la Obra Social de Caja de Burgos, Óscar Martínez, explica que, mucho antes de traer a Sorolla, estaban buscando las mejores opciones para implantar un sistema de audioguías «y en aquel momento de reflexión, surgió el tema de la discapacidad. Nos dimos cuenta de que las signoguías permitían dar soluciones a varias cuestiones al tener la alocución, la interpretación en lengua de signos y los subtítulos», explica. A esto, el coordinador de exposiciones de Cultural Cordón, Javier del Campo, añade que «conlleva el mismo esfuerzo crear una audioguía que una signoguía y permite que todos los materiales sean accesibles para cualquier persona, que es de lo que se trata, de ofertar una cultura sin ningún tipo de barrera». A partir de ese momento, se pusieron en contacto con la Asociación de Personas Sordas de Burgos (Aransbur) y, en concreto, con la empresa de servicios del colectivo Mira lo que te Digo (MQD), que ha puesto subtítulos a la televisión pública y a numerosos eventos de otras cadenas, para que se encargaran de interpretar el contenido de las audioguías convencionales y transformarlas en signoguías. «Desde entonces ha habido once exposiciones, que son once producciones completas y las guías están siempre solicitadísimas», señala Del Campo, matizando que disponen de unos 12 aparatos de este tipo.
A partir de este momento, hubo otros museos que decidieron continuar por el camino marcado por Caja Burgos y hacer de la cultura un entretenimiento universal. Ese fue el caso del Centro de Visitantes del Árbol Fósil de Hacinas, que no solo introdujo las signoguías para las personas sordas, sino que también colocó paneles en braille para ciegos. Estas medidas, entre otras puestas en marcha por el Ayuntamiento de la localidad, fueron causa de que el pueblo ganara en 2009 el premio Reina Sofia a la accesibilidad e igualdad de oportunidades.
Pero, a partir de ahí, se acabó. Esa era toda la oferta cultural de la capital para personas con este tipo de discapacidades. El gerente de Aransbur, José Luis Arlanzón, explica que «hay cantidad de legislación al respecto, pero no se cumple. La Administración da acceso a intérpretes, pero acceder a la cultura y al arte, está vetado y habría que abordarlo como un tema de derechos».
Arlanzón pone como ejemplo de esta «discriminación» al Museo de Burgos, ubicado en la calle Miranda. La directora, Marta Negro, señala mediante un correo electrónico que «no disponemos de ningún sistema de información para ciegos, el personal del departamento de Didáctica no conoce el lenguaje de signos, que yo sepa». El gerente de Aransbur señala al respecto que «llevamos años reivindicando» cambios en este sentido y, es más, «al Museo de Burgos le ofrecimos la posibilidad de ser pionero en este sentido, pero no nos hicieron mucho caso. No creo ni que se acuerden de nuestra propuesta». Tampoco el Museo de Telas Medievales de las Huelgas parece haber reparado en la posibilidad de hacer accesibles sus contenidos para todos ya que, según Arlanzón, «hay audioguías, pero no tienen subtítulos».
Llama la atención que, en esto como en otras muchas cosas, la iniciativa privada vaya muy por delante de la pública. El Museo de la Evolución Humana (MEH), inaugurado en julio de 2010, ha tenido que modificar este verano varias dependencias para poder adaptarlas a las necesidades de los visitantes, muchos de los cuales tienen alguna discapacidad. Según datos oficiales, más de 1.500 personas han solicitado la entrada gratuita de discapacidad, pero como señala la adjunta a la dirección, Quionia Herrero, esta cifra es sesgada porque hay muchos discapacitados que compran una entrada convencional o que visitan el museo en la jornada de puertas abiertas y no se pueden contabilizar.
En cualquier caso, Herrero, explicó que a medida que fueron visitando las instalaciones personas con cualquier tipo de discapacidad fueron planteando mejoras como reducir la altura de determinados paneles para que puedan verse desde una silla de ruedas, o modificar la mesa en la que se encuentran las lupas de aumento del Pleistoceno porque tampoco se podían consultar sentado en una silla. A finales de octubre se dio el siguiente paso con la puesta en servicio de las diez signoguías elaboradas con la colaboración de Mira lo que te Digo y la Asociación de Amigos del Museo, cuyas cuotas se han invertido en la adquisición de los soportes. «El primer fin de semana fue todo un éxito», afirma Herrero, quien destaca que todas las cuotas de la asociación se van a invertir en medidas de este tipo. «Son muchas cosas en las que en un primer momento no reparas, pero nosotros estamos muy atentos a todas las sugerencias para poder dar soluciones», afirmó Herrero.
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