martes, 30 de agosto de 2011

Joven sordo se gradúa de la UTCh


México - Juan Carlos es un ejemplo de vida y superación. En su mundo de silencio ha logrado cosas excepcionales, como concluir sus estudios de técnico superior universitario.


Con esfuerzo y dedicación, leyendo los labios y con una "sombra" como guía, un joven sordo se graduó de la Universidad Tecnológica de Chihuahua en la especialidad de Mantenimiento Industrial.

Aquí no terminan sus sueños, pues cuenta con un proyecto para la creación de un taller dental, el cual les brinde a personas con discapacidad auditiva tener un empleo digno.


UNA LUCHA CONSTANTE POR ESTUDIAR

A sus 30 años, Juan Carlos González Pérez nunca ha escuchado una palabra, pues perdió totalmente la audición a consecuencia de una hipoxia perinatal -falta de oxígeno al nacer- y hasta los 2 años sus padres se dieron cuenta que era sordo.

La limitación de Juan Carlos no fue impedimento para que obtuviera hoy su título como técnico superior universitario con especialidad en Mantenimiento Industrial, esto en una institución para personas oyentes.

Juan Carlos tiene un hermano gemelo y hasta los 2 años sus padres se dieron cuenta de que era sordo, pues no atendía órdenes en comparación con su hermano.

La impresión fue fuerte para sus padres Leopoldo González Baeza y Bertha Pérez Holguín, quienes buscaron todos los tratamientos posibles. Recuerdan que en esas fechas apenas empezaban a practicarse los encefalogramas.

A Juan Carlos se le diagnosticó sordera profunda. Fue así que lo inscribieron en el Instituto José David, una obra excelente para personas con problemas de audición. En este sitio le empezaron a dar instrucción o coformación escolar.

Don Leopoldo recuerda que en esa fecha había un debate nacional en torno a si a las personas con discapacidad auditiva se les debería oralizar u optar por el lenguaje de señas. Hoy en día ya se acepta un lenguaje integral aprovechando los recursos de la persona.

No había muchas opciones para que Juan Carlos estudiara la primaria, pero encontraron una escuela de educación especial denominada María Martell. Una de sus maestras que más influyó en su formación fue Lina Reta.

Doña Bertha, quien también es maestra de primaria ha sido uno de los eslabones principales en el desarrollo de Juan Carlos, pues a diario le ayudaba para que pudiera sacar adelante su educación primaria.

Hasta ahí había llegado la educación para este pequeño, pues no existía secundaria para personas con discapacidad auditiva y visual. Y a la fecha no existen los lineamientos y programas oficiales que incorporen el lenguaje signado o la lengua de señas mexicana ni el sistema braille de lectura para los discapacitados visuales.

En 1994, don Leopoldo llegó a ser consejero de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, institución que propuso crear una telesecundaria especial para niños con este tipo de discapacidad. La telesecundaria tenía un bagaje amplio. Debía ser rural y se eligió Nombre de Dios, el cual a la fecha continúa trabajando con niños con discapacidad auditiva, pues las maestras se han especializado en el lenguaje de señas.

Luego, con otros padres de familia, se unieron para formar una asociación y promover el telebachillerato. En este nivel Juan Carlos obtuvo el primer lugar en escultura a nivel municipal y el tercer sitio en el certamen estatal. Con estos concursos se dio cuenta de la habilidad que las personas con discapacidad auditiva tienen en las artes plásticas.

SU DISCAPACIDAD NO LO DETIENE

Al concluir el telebachillerato, el sueño de Juan Carlos era poder acceder a la Universidad Gallaudet, la cual es la única universidad del mundo cuyos programas están diseñados para personas sordas. Esta institución académica está ubicada en Washington, DC. A señas es como se comunican entre sí empleados, estudiantes y profesores, y se dictan la mayoría de los cursos. Aun cuando se concede prioridad a los estudiantes sordos, la universidad admite también un pequeño número de personas oyentes cada semestre. A éstas se les exige el dominio de la ASL como requisito para permanecer en la institución.

La idea es que las autoridades académicas se den cuenta que estas personas con discapacidad auditiva pueden tener una oportunidad de desarrollo.

Eso era imposible, estudió en el Centro Artesanal, pero la idea de Juan Carlos era estudiar para ganarse la vida con dignidad, pues asegura que se piensa que los discapacitados como él sólo producen arte y a veces primitivo, éste tiene valor estético o moral y la gente lo compra en un acto de piedad.

Juan Carlos quería ser dentista, sin embargo no encontró asistencia institucional -no actos de piedad, sino lineamiento y programas que lo apoyen-. Hizo examen en Odontología y se quedó, sin embargo no pudo continuar por la falta de apoyo.

Lucharon por echar a andar un taller dental. Por varias razones no pudo, fue cuando decidió ingresar a la Universidad Tecnológica de Chihuahua en el área de Mantenimiento Industrial.

Juan Carlos, durante sus estudios de nivel superior, tuvo que contratar una "sombra", quien es un joven que es compañero y está tomando apuntes, todo lo que dice el profesor lo toma; después tenía sesiones con Juan Carlos para explicarle y aclararle dudas.

La Universidad Tecnológica es muy rigurosa, sin embargo con el empeño de Juan Carlos, el trabajo de su "sombra" y la solidaridad de sus compañeros logró concluir sus estudios.

Sus padres, Leopoldo y Bertha nunca lo dejaron solo. "Para mí es una satisfacción muy grande. A pesar de todas sus limitaciones logró su diploma. Es difícil sacarlos adelante porque los maestros no están preparados, desgraciadamente en México no hay oportunidades", destacó doña Bertha.

Juan Carlos recuerda que durante su periodo escolar sólo tuvo un incidente con un compañero, sufrió de "bullying", sin embargo, cuando el compañero se dio cuenta que Juan Carlos practicaba karate y hasta concursaba en torneos decidió hacerse a un lado y dejar de molestarlo.

La tesis de Juan Carlos para poder graduarse de la Universidad Tecnológica fue crear un aparato semiautomático para lavar el calzado de los trabajadores de una empacadora TIF. Su creación fue tan buena que ya se encuentra instalada en una prestigiosa empacadora de carne en Chihuahua. Juan Carlos se encargó de hacer el dibujo industrial y fabricar el aparato.

Desde hace cinco años, Juan Carlos cuenta con licencia de conducir. Es cuidadoso al hacerlo. Siempre usa sus auxiliares auditivos para poder escuchar el claxon. Sus alas son grandes, solamente requiere de una oportunidad para volar.

DESEA UN TRABAJO DIGNO

Juan Carlos retomó el proyecto del taller dental, esto para producir prótesis dentales para personas de bajos recursos económicos. Existe una necesidad en un mercado marginal que no afecta a los profesionistas establecidos.

Don Leopoldo asevera que con la facilidad que tiene para la escultura y lo que aprendió en la Universidad, el taller puede ser una excelente oportunidad para emplearse.

El CIDE de la Universidad Autónoma de Chihuahua esta apoyándolos para elaborar el plan de negocios, pues se pretende que sea un negocio autosustentable. Únicamente requieren del empujón inicial.

La idea es que les faciliten un espacio para establecer el taller y que la Facultad de Odontología los apoye técnicamente para dirigir y establecer las bases para el adiestramiento de otros sordos. Juan Carlos fue ayudante durante dos años en varios laboratorios dentales.

Para el taller requieren de hornos, motores de alta y baja velocidad, lo que buscan es que la Universidad o Gobierno lo adquiera y se los preste en comodato para que personas con discapacidad auditiva puedan emplearse aprovechado su destreza manual y visual.

"Necesitamos asesoría y herramienta, que nos presten los anzuelos para pescar y nos enseñen, no que nos den pescados", dijo Juan Carlos.



Venessa Riva Medina / http://www.oem.com.mx

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