martes, 27 de diciembre de 2011

La misión de abrir los oídos al mundo


Una profesora de sordos fundó una organización para proveer de audífonos y asistencia a los niños sin oportunidades


Para Marcela Barros, el instante en que una persona con dificultades auditivas empieza a oír gracias a la ayuda de un audífono o un implante coclear sigue siendo igual de mágico que la primera vez. Esa emoción que inunda toda la habitación porque todos saben que, a partir de ese momento, su vida cambiará para siempre.



Barros es profesora de sordos y perturbados del lenguaje, especializada en rehabilitación auditiva. En 2002, después de diez años de enseñar a oír y hablar a niños en su consultorio, sintió que tenía que hacer algo por aquellas personas de bajos recursos que seguían condenados al silencio. Su objetivo fue no dejar a nadie sin posibilidad de escuchar, sin importar su condición social. Entonces decidió fundar Desear Escuchar Asociación Civil y empezó a juntar y a donar audífonos y pilas a todo aquel que lo necesitara.

"A la semana de atender a un paciente, le presto un audífono mientras hace el trámite con la obra social para recibir el propio, que puede demorar entre ocho meses y un año. Entonces, ya le estamos ganando mucho tiempo a la evolución. Cuando me lo devuelve, ese mismo día yo se lo puedo dar a otro", explica Barros, que ya entregó 1500 audífonos.

Las donaciones de audífonos llegan de particulares que los dejaron de usar porque compraron uno nuevo o por personas con familiares fallecidos. "Me llegan muchos chicos por el boca a boca, derivados por escuelas, padres y hospitales como el de Niños, el Garrahan, el de Vicente López y el de Boulogne. Algunos van a ser mis pacientes y otros no, pero yo igual les dono o presto audífonos", cuenta.

Barros organiza su agenda de viajes al interior en función de las charlas que le invitan a dar, porque otro de sus objetivos es capacitar a los profesionales del interior del país. "Los profesionales viajan hasta 600 km desde diferentes pueblitos para poder venir a aprender. Si hay chicos en la zona que necesiten audífonos, yo los llevo. Me acuerdo de dos chicos que tenían diez años y que nunca habían tenido audífonos. No sabés los abrazos que me daban", recuerda Barros.

Con el tiempo, se fue creando una gran red de manos solidarias que la ayudan. Algunos donan dinero para arreglar los audífonos, otros le consiguen los pasajes y así el círculo sigue. Porque, para Barro, cuando uno da desinteresadamente, eso vuelve por otro lado: que para ella son las sonrisas y el agradecimiento. "Una vez le puse un audífono a un abuelo que había sido cantante de tangos toda su vida. Estaba todo vestido de traje y lo primero que hizo fue cantarme «Mi Buenos Aires Querido». Esas cosas no tienen precio", asegura.

Para contactarse con la organización, pueden llamar al 4575-4236/7 Int. 25 o escribir a desear_escuchar@yahoo.com.ar.

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