Un equipo de Canadá halló que en los últimos 20 años apenas el 3 por ciento de los niños sordos con implantes cocleares colocados en su hospital necesitaron nuevos dispositivos debido a problemas técnicos.
Asimismo, sólo un par de esos niños tuvieron una reducción de la audición o del lenguaje luego de que se les implantaran los nuevos dispositivos, publica Archives of Otolaryngology-Head & Neck Surgery.
El autor principal del estudio, doctor Blake Papsin, dijo que a pesar de la baja tasa de repetición del implante en los niños, la mayoría necesitará un reemplazo en algún momento de la vida.
"Cuando converso con los padres, les digo: 'Hablemos del primer implante coclear'", dijo Papsin, director del Programa de Implantes Cocleares del Hospital para Niños Enfermos de Toronto.
" Es evidente que estos dispositivos no durarán toda la vida, aunque están muy bien fabricados", agregó. La colocación del implante y las consultas de control cuestan unos 50.000 dólares.
Aun así, los resultados son promisorios. "Solían decir que la tasa de complicaciones y de fallas es más alta en los niños y no lo pudimos comprobar", indicó el experto.
El equipo de Papsin estudió a 738 niños, la mayoría con disminución auditiva congénita. Se les colocó un implante coclear (dispositivo que transmite los sonidos directamente al nervio auditivo) en por lo menos un oído entre 1990 y el 2010. La cirugía se realizó cuando tenían entre 2 y 3 años.
En ese período, el hospital trató a 34 niños porque los implantes habían dejado de funcionar y necesitaban una nueva cirugía para reemplazarlos.
Cuando el equipo separó los siete niños con el implante original realizado en otro hospital, observó que menos del 3 por ciento de los pacientes tratados necesitaban un segundo implante para reemplazar otro con fallas durante un promedio de seis años de uso de los dispositivos.
Casi todos los niños que necesitaron el reemplazo del implante conservaron o mejoraron la audición y el lenguaje con el segundo procedimiento. Dos sufrieron una reducción significativa de esas funciones.
"Cuando estos dispositivos fallan, reemplazarlos permite que los niños vuelvan a oír como o igual que antes de la falla", dijo el doctor Josef Shargorodsky, experto en problemas de audición del Hospital del Oído y la Visión de Massachusetts y del Hospital de Brigham y las Mujeres, en Boston, quien no participó del estudio.
Shargorodsky comentó a Reuters Health que la cantidad de fallas observadas durante el estudio es mucho menor que en los estudios previos, quizás debido al avance de la tecnología.
Papsin opinó que, en el largo plazo, es posible que casi todos los niños sordos necesiten un nuevo implante, pero es difícil saber si el paciente promedio necesitará uno o más. Y agregó que cuando realiza una cirugía, gran parte de la intervención se hace con el conocimiento de que el paciente volverá a la sala de operaciones en el futuro.
Las complicaciones de los procedimientos son raras, según aclaró Papsin, pero incluyen infecciones y daños al dispositivo. Los seguros de salud suelen cubrir los implantes y las cirugías.
Papsin, que pertenece a la oficina de portavoces de Cochlear Americas Corporation, que comercializa los implantes cocleares, comentó que, en general, acceder a un implante es una "cirugía que le cambia la vida" a la familia que decide hacerlo.
Aunque no permiten que los niños sordos vuelvan a oír como el resto de los chicos, con los implantes pueden ir a escuelas comunes, mantener conversaciones y escuchar música.
Papsin aseguró que los dispositivos son seguros y que hasta los niños que necesitan un reemplazo evolucionan bien.
Hay más de 200.000 personas que utilizan estos implantes, incluidas unas 70.000 de Estados Unidos. La Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense aprobó su uso a mediados de los años 80.
FUENTE: Archives of Otolaryngology-Head & Neck Surgery, online 19 de diciembre del 2011
Por Genevra Pittman / http://www.publico.es
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