martes, 29 de marzo de 2011

Pérdida de oído y riesgo cardiovascular

Las personas expuestas a ruidos muy elevados o con antecedentes familiares de sordera son más propensas a desarrollar hipoacusia: incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos. Ahora, un estudio científico ha encontrado relación entre la pérdida auditiva y los factores de riesgo cardiovascular.

Recientemente se han dado a conocer los resultados de un estudio epidemiológico que arrancó en Wisconsin (Estados Unidos) en el año 1993, con el fin de evaluar la hipoacusia y los factores de riesgo asociados a ella. Los investigadores analizaron una población de 3.285 hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 21 y los 84, y detectaron una prevalencia de pérdida auditiva del 20,6 % en las personas con edades comprendidas entre los 48 y los 59 años, y del 90% de los mayores de 80 años.

En esta investigación, publicada en Archives of Otolaryngology-Head & Neck Surgery, la hipoacusia era más frecuente en varones, las personas que tenían antecedentes familiares, aquellos que desarrollaban un trabajo en un ambiente con mucho ruido (hipoacusia ocupacional) y quienes habían sido sometidos a alguna intervención del oído. Pero lo más curioso es que también encontraron relación entre la pérdida de audición y algunos factores relacionados con la enfermedad cardiovascular
Hipoacusia y salud cardiovascular
Algunos de los factores relacionados con la salud cardiovascular detectados durante la investigación fueron:
- Trastornos o cambios del flujo sanguíneo que podrían conducir a la pérdida de oxígeno en el oído interno u otras partes de las vías auditivas.
- El empleo de algunos fármacos para bajar el colesterol (estatinas).
- La presencia de hematocrito elevado.
- Grosor íntima-media carotídeo (un marcador de aterosclerosis).

Un problema con consecuencias muy negativas
En muchas ocasiones la hipoacusia puede convertirse en un problema permanente que, si no es tratado a tiempo, puede ocasionar sordera total. Además quienes la padecen tienen "una peor calidad de vida, dificultades de comunicación, alteración en las actividades diarias, demencia y disfunción cognitiva", aclara Scott Nash, uno de los coautores del trabajo.
Fuente: www.noticiasalud.com

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