martes, 27 de noviembre de 2012

Cuentan actores sordos historias fantásticas sin señas ni palabras

México, 25 .- En "Música para los ojos" "quería hacer una obra de teatro precisamente sobre la música que sólo pudieran hacer actores sordos", expresó el escritor y director de esta obra de la compañía Seña y Verbo, que inició una nueva temporada los fines de semana en la Sala Chopin. En entrevista, Sergio Bátiz explicó que para esta puesta en escena "decidimos justo no utilizar lenguaje de señas ni usar la palabra, no se habla nada en las historias, se cuentan con las puras acciones las cosas que suceden y lo que hacen los personajes". Reconoció cómo los actores sordos de Seña y Verbo, Eduardo Domínguez, Roberto de Loera y Lupe Vergara, participaron en el proceso creativo, "nos juntábamos para decidir las historias que nos gustaría contar para los niños preescolares, que es a quienes está principalmente dirigida la obra, aunque es para toda la familia". Precisó que él seleccionó la música para estas historias, "los personajes los fuimos haciendo entre todos con creación en grupo en parte utilizando esa habilidad que ellos (los actores sordos) tienen tan maravillosa de contar las historias sin necesidad de palabras". Los tres actores sordos Eduardo, Roberto y Lupe demuestran en su actuación una extraordinaria capacidad para dar vida, muchas veces con sus manos, a los variados personajes de las cuatro historias de "Música para los ojos", entre otros un pez, un pájaro, un borrego o una nave espacial. Abre el "concierto" con Antonio Vivaldi, "La tempestad en el mar"; en esta agitada escena marina un pez diferente a los demás logra integrarse al banco de peces donde vive; cuatro medusas conspiran contra una anguila, le echan montón y resultan electrificadas, y una familia de delfines convierte aquella agitación en divertimento. Luego sigue "La pequeña fuga", de Johann Bach; parece estimular a un par de polluelos hermanos que, dándose ánimos uno al otro van aprendiendo a volar; empiezan desde cero, entrampados juntos, se ayudan e impulsan hasta lograrlo extendiendo las alas, planeando en el cielo. Bátiz detalló que en esta historia "se tomó el símil que hay con la fuga, que es un tema pequeñito que empieza y se va haciendo muy grande hasta que está toda la orquesta interpretando, quisimos hacer eso con los dos pájaros que en principio no saben volar y de a poquito aprenden hasta que pueden hacerlo realmente bien". Después un niño y su familia pasean en auto, no es un viaje urbano sino en el campo, sin prisas, hay tiempo para todo, la "Sonata para piano" de Ludwing van Beethoven se funde con esta historia, donde se ve al niño y al borrego con el que sueña, creando un ambiente de placidez. "Un viaje al espacio", con música de Felix Mendelssohn, su obertura de las Hébrides, es tal vez la historia más fantástica de las cuatro que cobran vida en "Música para los ojos"; se puede ver desde la astronauta que con ayuda se enfunda el traje espacial, hasta el viaje interplanetario donde todo se anima y cobra vida. Sergio Bátiz, quien interpreta en la obra al director de la orquesta, expresó: "para mí es un privilegio poder trabajar con Seña y Verbo, es una de las compañías más estables que hay en el país y son actores profesionales, es un gozo trabajar con ellos, es un equipo muy generoso y muy sólido". El director dijo que espera seguir con ellos, aprendiendo la Lengua de Señas, cada vez un poco más, "porque uno aprende primero poquitas cosas y luego ya cuando quiere hablar para dirigir te das cuenta de que hay que trabajar más el idioma para poder transmitir ciertas sutilezas". Externó que "a mí me da mucho gusto poder practicar, poder aprender más cada vez en los ensayos y en las funciones, es algo que he disfrutado mucho", aprender la Lengua de Señas Mexicana que es el idioma de los sordos. Regresando a la obra "Música para los ojos", cuya temporada seguirá sábados y domingos a las 13:00 hasta el 13 de enero de 2013 en la Sala Chopin, dijo que la búsqueda de la unión entre las imágenes y la pantomima de los sordos, con la música, "la encontramos en el ritmo, al unirnos con el ritmo que tienen las piezas que teníamos nos iba dando la estructura de las piezas, la búsqueda fue por ahí". "No queríamos ilustrar la música", sino sentir, identificar "las emociones que a mí me provocaba y cómo percibía esa música, hablándolo ya más en términos teatrales, porque era la manera en que lo íbamos a traducir nosotros, así fue como lo fuimos encontrando, era un diálogo de ida y vuelta", aseguró. "No era yo diciéndoles cómo sonaba la música, era yo contándoles qué percibía de la música y luego me decían lo que sentían de esta estructura que nos iba proponiendo la música, entonces íbamos de ida y regreso, siempre retroalimentando", agregó Bátiz. Todo ello, abundó, hasta encontrar justo un punto medio, "la unión entre lo abstracto que puede ser la música y las sensaciones que le puede dar al oyente, y las imágenes que los sordos pueden crear conociendo, compartiendo la misma sensación". "Justo el teatro se volvió el punto de unión, para ellos el teatro es su herramienta principal y lo único que nos aportaba la música era ese sentir que les compartía, la estructura y el ritmo que tenían en este respirar que se dice tiene la música, la respiración que tiene una pieza se volvía la respiración de estos personajes", recordó. Sergio Bátiz hizo una cordial invitación a los niños sordos y sus familias a ver "Música para los ojos", que es una obra muy especial. Como saben las obras de Seña y Verbo son para público sordo y para público oyente, y "para mí siempre es un gozo invitar al público sordo a que venga a ver nuestra obra, porque me interesa muchísimo la retroalimentación y lo que sienten y perciben de nuestro trabajo". http://rotativo.com.mx

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