lunes, 7 de febrero de 2011

¿Qué hacer en situaciones ruidosas?

Aquí va mi opinión de padre de un niño de 6 años con pérdida auditiva, informado y formado:

Los “normo-oyentes” no somos conscientes de las grandes dificultades y el grandísimo esfuerzo que supone a las personas con pérdida auditiva el manejarse en situaciones ruidosas. Unas de las grandes incógnitas de la ciencia de la audiología es saber con exactitud cómo el cerebro procesa la información en ambientes ruidosos.

La tecnología actual es excelente, pero todavía no existen milagros que imiten una audición natural en situaciones de ruido. Estamos hablando de procesos neuronales muy complejos que no son fácilmente reproducibles con audífonos o con implantes cocleares; quizás porque todavía no se conocen al 100% y todavía queda camino que recorrer.

Se sabe que oír por los dos (2) oídos, ayuda y mucho frente al manejo en las situaciones ruidosas (por no decir que es la condición absolutamente necesaria para manejarse en dichas situaciones). Esta es una de las razones fundamental por la que se recomienda: dos implantes, dos audífonos, etc.
Creo que existen ya estudios que la capacidad de manejarse en ambientes ruidosos se puede mejorar con entrenamiento (también hay que tener en cuenta que depende del tipo de pérdida auditiva, prótesis utilizada, edad de inicio del entrenamiento, etc ). No sólo hay que trabajar el lenguaje sino también la capacidad de manejo en situaciones ruidosas. Y como también se sabe, tener estrategias para retomar una conversación que se ha visto afectada por una situación de ruido ambiental.

Para paliar estas dificultades, están los sistemas FM, el Bluetooth, los bucles, etc. Y todas las ayudas técnicas que ayudan a mejorar lo que los especialistas llaman Relación Señal/Ruído. Sobre todo en lugares con acústica no adecuada o con ruido ambiental alto (cines, centros comerciales, aulas de colegio, etc…)

Cuando nuestro hijo quiere tomarse un respiro frente a situaciones ruidosas; podemos actuar de varias maneras:

Preguntarle si quiere que le quitemos los audífonos y que se maneje sólo con su audición residual y/o lectura labial natural. Si queremos hablar con él, nos acercamos a su mejor oído y “sin gritarle” le comunicamos lo que queremos decirle.

Ofrecerle el uso de sistema FM o bucle magnético si queremos comunicarnos con él de forma concreta en esa situación ruidosa o quiere escuchar tranquilamente la televisión (por ejemplo en un centro comercial, en una fiesta de cumpleaños, en una reunión familiar, cuando su hermano pequeño grita como un berraco, etc)
También le dejamos que decida el mismo qué hacer: buscar otra actividad que le sea más tranquila, alejarse, relajarse y volver a la actividad cuando él se sienta tranquilo y preparado, apagar sus audífonos, etc. Muchas veces pide un “respiro” cuando hay mucho ruido.

Intentamos estar atentos a que si hay información que le pueda ser interesante y que no le ha llegado; nos aseguramos que le llega (cambio de actividad, nuevas tareas, nuevas situaciones). Usamos también códigos visuales para decirle que algo ha cambiado y que debe estar atento.

Intentamos también explicar en el colegio la importancia del uso del sistema FM y que lo usen los profesores en todas las clases. Sabemos que para los normo-oyentes es difícil de entender ya que no tienen las mismas dificultades. Es algo que repetimos en cada comienzo de curso y durante las distintas reuniones que tenemos con el profesorado.

Somos conscientes de lo cansado que resulta para él las situaciones ruidosas. Intentamos respetarle cuando decide desconectar aunque también intentamos que haga el esfuerzo para seguir atento. Y enseñarle el manejo de las herramientas que tiene a su alcance. El ya sabe cómo encender y apagar su sistema FM y lo maneja con soltura.

Creemos que es un proceso de aprendizaje y maduración; y que con la edad y el entrenamiento irá manejando distintas estrategias. Y también creemos que es un proceso de concienciación por nuestra parte de explicar de forma continua a los normo-oyentes de las dificultades con las que nuestro hijo se enfrenta frente al ruido.

Y es que somos un país muy, muy ruidoso!!!

Un abrazo fuerte.

Telmo

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