lunes, 29 de abril de 2013
La sordera ya no es lo que era
Ser sordo, afortunadamente, ya no es lo que era. Viendo cómo hablan y escuchan las personas con deficiencia auditiva, se podría concluir que no hay más sordo que el que no quiere oír. El ciudadano no familiarizado con esta patología sigue pensando que los afectados por esta discapacidad siguen valiéndose únicamente de la lengua de signos y tienen grandes dificultades para comunicarse con los demás.
Pero ya no es así. En la fiesta organizada ayer por la Asociación de Padres de Sordos de Vigo y el colectivo T-oigo.com en La Fiesta de los Maniquíes se podía comprobar cómo han cambiado las cosas para estas familias. Los niños -que prepararon una canción para la ocasión- eran los protagonistas del evento en el que la música de The Marveltons, una fantástica banda viguesa con integrantes de varias nacionalidades, fue otro de los atractivos del encuentro con el que despedían, hasta el próximo curso, el programa de voluntariado que la asociación viguesa mantiene con la Universidad de Vigo mediante un convenio de colaboración en el que también participa T-oigo. Su presidenta y fundadora, la norteamericana residente en Madrid Dale Sindell, sorda, como su padre y como uno de sus tres hijos, aunque nadie lo diría si ella no lo advierte mostrando el aparato que esconde tras la oreja, cuenta que desde su organización promueven la educación bilingüe de los niños. «Antes se creía que no era bueno, que ya bastante tenían con tratar de hacerse entender con un idioma. Ahora se sabe que no es así, al revés, cuantos más, mejor. En este caso, uno más uno son tres».
Este curso el programa educativo llegó a Vigo. Se trata de un plan de apoyo al inglés que desarrollan universitarios angloparlantes de intercambio y estudiantes de aquí con un alto nivel en el idioma. «Acuden a casa una vez por semana para dar clase a nuestros hijos mediante juegos, canciones, etcétera», cuenta Beatriz Novoa, presidenta de la asociación local que agrupa a una veintena de niños, casi todos estudiantes en el colegio Escultor Acuña, donde nació la entidad, pero también del Martín Códax y hasta de O Porriño. «Gracias a avances en la tecnología de los audífonos y a los implantes cocleares, la vida de nuestros hijos es como la de cualquiera», afirma.
Su hija Carolina es un ejemplo de ello. Nació con sordera profunda y hoy solo tiene un 25 % de pérdida auditiva. «Pero no es tan fácil, hay que hacer un seguimiento constante, muchas sesiones de logopedia y mucho trabajo detrás», afirma.
Beatriz preside la asociación viguesa creada en 1980 que ha dado un giro hace tres años con una nueva directiva que pretende reactivar sus actividades: talleres de percusión, de cocina en inglés, charlas, apoyo a los padres... pero sobre todo, «queremos implicar a la sociedad para la aceptación y comunicación de los sordos y tenemos claro que queremos ofrecer a nuestros hijos las mismas oportunidades que tienen los demás».
http://www.lavozdegalicia.es/
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