viernes, 3 de mayo de 2013
Proceso cerebral de las señales auditivas
En el cerebro existen millones de diminutas neuronas responsables de procesar la información auditiva. Al atravesar varias vías auditivas, las señales sonoras se decodifican en sonidos que nos son familiares y tienen sentido para nosotros.
Cuando las células ciliadas situadas en la cóclea, que es el órgano en forma de caracol que se encuentra en el oído interno, envían las señales eléctricas al nervio auditivo, estos impulsos se transfieren al centro auditivo del cerebro.
En el centro auditivo del cerebro, existen varios grupos de neuronas que reciben los impulsos y los traducen a un lenguaje que el cerebro puede comprender. Esta traducción nos permite tener una percepción consciente de los sonidos que escuchamos.
Sistema auditivo cerebral
A grandes rasgos, el proceso y la trasformación de los sonidos se producen en tres niveles del cerebro: como un acto reflejo, en la corteza auditiva y en otras áreas del cerebro.
Cuando llega un mensaje, en primer lugar se produce un reflejo, al que respondemos o bien con un sobresalto o girando la cabeza. Después, este proceso puede trasladarse a su vez a la corteza auditiva, donde el sonido se percibirá de forma consciente.
Asimismo, otras áreas del cerebro permitirán que la percepción se llegue a hacer consciente, y de ese modo, poder reconocer el sonido al relacionarlo con patrones que han sido almacenados en la memoria (experiencia pasada). Tras la identificación se producirá una respuesta voluntaria apropiada.
Vía auditiva primaria
El proceso de decodificar el material acústico comienza en la vía auditiva primaria. Esta vía transporta el mensaje de la cóclea al área sensorial del lóbulo temporal, llamado corteza auditiva.
La primera parada del viaje se produce en el tronco del encéfalo, donde se decodifican las señales básicas del sonido, como la duración, la intensidad y la frecuencia. Posteriormente, el mensaje pasa por dos canales adicionales intermedios que juegan un papel importante para identificar la localización del sonido.
La siguiente parada se produce en el tálamo, una masa ovoide de sustancia gris situada en la base del cerebro. El tálamo integra los sistemas sensoriales del cuerpo, por lo que su función es esencial para que se inicie una respuesta motora, por ejemplo, una respuesta vocal.
La última neurona de la vía auditiva primaria conecta el tálamo con el córtex auditivo. En esta fase el mensaje ya ha sido decodificado en su mayor parte. Sin embargo, es en la corteza auditiva donde la señal se identifica aún más, se memoriza, y como resultado final se produce una respuesta.
Vías auditivas no primarias
En comparación con la vía auditiva primaria, las vías auditivas no primarias procesan toda clase de mensajes sensoriales. La función principal de estas vías es, por tanto, elegir el tipo de mensaje sensorial que deben abordar primero. Por ejemplo, cuando leemos el periódico mientras escuchamos la radio, este sistema permite que la persona se concentre en la tarea que le es más vital.
El proceso de la información sensorial en las vías auditivas no primarias también comienza en el tronco del encéfalo. Después, la información auditiva pasa a una formación reticular, una región en el tronco del encéfalo compuesta por cientos de diminutos grupos neuronales.
En esta formación reticular, la información que debe tratarse como prioritaria se selecciona conforme a los centros de alerta y motivación, para seguir procesándolo. Finalmente, el mensaje continúa al tálamo y termina en las áreas sensoriales de la corteza cerebral, situadas en la capa exterior de nuestro cerebro.
Fuentes: http://www.neuroreille.com/ y http://www.cochlea.org/en
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