martes, 21 de mayo de 2013

MUERE LA MUJER SORDOCIEGA MÁS LONGEVA DE NUEVA ZELANDA

Jean Burrows era la mujer sordociega que poseía la mayor longevidad en Nueva Zelanda y la residente más antigua de Buller. Su hijo George dijo que su salud se fue deteriorando en los seis últimos meses pero que en los dos días previos a su muerte empeoró muchísimo. El viernes por la mañana murió en su cama de la residencia OConor. La señora Burrows nació en Westport y vivió toda su vida en Buller. Antes de contraer matrimonio trabajaba de costurera, después continuaba cosiendo pero para sus familiares y amigos. Según su hijo nunca perdió sus habilidades para coser. Tuvo dos hijos, cuatro nietos y cuatro biznietos. Su marido murió hace ahora 34 años y ella vivió de manera independiente y autosuficiente hasta que ingresó en la residencia OConor hace 11 años, a la edad de 96 años. Su hijo George, explica que una de las razones por las que ingresó en la residencia era porque ella conocía a muchos de los residentes.fue un poco triste para ella ir a la residencia al principio, esa era la impresión que nos daba al ir a visitarla, además, había una diferencia de edad entre ella y el resto de residentes de entre 10 y 15 años, explica George. Parece ser que a esta familia siempre le ha acompañado la longevidad. La hermana de Jean, Rose Matherwson, murió pocas semanas antes de cumplir los 100 años. Su hermano, Bud Smith, vivió hasta los 90 años. George, cuenta que la memoria a corto plazo de su madre había empeorado pero que recordaba claramente acontecimientos sucedidos décadas atrás. Aunque tenía sordoceguera, no había perdido completamente ni la visión ni el oído. Uno de sus tesoros más preciados era una foto que conservaba de su 100 aniversario con la primera ministra Helen Clark y con el diputado local Damien OConnor, que vinieron a celebrar con ella su cumpleaños. Su nieta Joanne Burrows, asegura que a su abuela le gustó celebrarlo todo hasta el último momento y que, además, se podía mantener una conversación sobre cualquier tema. La directora de la residencia, Susan Watson, dijo de la señora Burrows que era una señora encantadora que nunca provocó ninguna molestia estaba encantada con todo lo que le proponíamos. Nunca aceptó ayuda, quería seguir siendo independiente, la directora, estaba convencida de que su longevidad tenía mucho que ver con su carácter independiente. Muchos residentes veían en ella a una figura materna, ya que la señora Burrows era, en muchos casos, mayor que la madre de alguno de ellos. El año pasado recibió un premio del Comité de sordociegos de Canterbury. El funeral se celebró el 14 de mayo a las 11 de la mañana. Fuente: The new Zealand Herald

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