lunes, 1 de diciembre de 2014
UN JOVEN SORDO SOBRESALIENTE EN SUPERACIÓN
Nunca lo ha tenido fácil, pero siempre ha sabido salir adelante y con ventaja, emulando a Hamilton, su ídolo en las carreras de automovilismo. Marcos Gabarri Gabarri procede de una familia gitana y desde su nacimiento tiene una discapacidad auditiva, algo que no ha sido un obstáculo para llevar una vida más o menos normal, e incluso convertirse en un estudiante aventajado. Tanto que fue uno de los pocos alumnos que el año pasado aprobó todo en junio en el primer curso de la ESO en el instituto Otero Pedrayo, y este año sigue por el mismo camino.
«Me gustan mucho las matemáticas y sociales. De mayor me gustaría estudiar Mecánica, porque me encantan los coches», confiesa Marcos con una sonrisa permanente en los labios mientras acaba de repasar para su próximo examen. Dentro de unos días cumplirá 14 años y se considera un niño normal, muy seguidor del Real Madrid, «sobre todo de Isco», y al que le gusta salir con sus amigos, ir al cine al centro comercial Marineda City y en verano disfrutar del Aquapark de Cerceda.
Debido a sus problemas de audición, Marcos Gabarri siempre ha tenido una escolarización combinada, en la que recibe formación en un colegio normal y luego unas clases de refuerzo en el centro de educación especial (CEE) para sordos Nuestra Señora del Rosario, donde también se encargan de que tenga servicio de comedor y transporte. «Nosotros trabajamos con él en aquellos aspectos de las asignaturas en los que puede tener más dificultades. Además, es muy importante el trabajo de coordinación que realizamos entre los dos centros para que él pueda seguir avanzando», explica Puri Patiño, su profesora de apoyo.
Recuerda que siempre se preocupan de que esté sentado en las primeras filas en el instituto, «porque Marcos se apoya muchos en la lectura labial y a veces hay que insistir en que se le tenga en cuenta, sobre todo en asignaturas como música, donde puede tener más dificultades para seguir las explicaciones», afirma Patiño, que también apunta que el joven domina perfectamente el lenguaje de signos y lo emplea con sus compañeros del colegio de sordos.
Su espíritu de superación hace que sea habitual que durante los recreos se le vea repasar los apuntes para mejorar sus notas, un esfuerzo que valoran mucho sus profesores. «Creo que es un ejemplo para todos, sobre todo para los niños que lo tienen todo y no lo aprecian. Marcos parte con una situación de mucha desventaja con respecto a otros niños, pero hace un esfuerzo tremendo para seguir avanzando», resalta Patiño.
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