jueves, 9 de junio de 2011

Sordo por dos Minutos


SORDO POR DOS MINUTOS

Sólo le pido ponerse en el lugar de una persona sorda por dos minutos. Imagínese que se comunica a través de la lengua de signos y que encuentra grandes dificultades para acceder a la información sin un intérprete. Imagínese que a su bebé lo ingresan de urgencia en un hospital y sigue allí después de un mes (cada vez le pido más, ya me perdonará). Durante este tiempo, usted sólo dispone de un intérprete de lengua de sordos diez minutos al día, cuando la doctora pasa por su habitación. El resto del tiempo para usted sólo hay silencio y, de vez en cuando, bocas que se abren y manos que se mueven, pero que no articulan ni un signo propio de su lengua. Estas manos y estas bocas piensan que lo hacen muy bien, que usted lo entiende, que con lápiz y papel se dice todo (no saben que no todos los sordos entienden perfectamente el castellano). La primera vez que le dieron el resultado de los análisis de su hija no había intérprete y no se enteró de lo que tenía, de que lo que tiene le puede dejar secuelas irreversibles. Por eso, cuando un intérprete se lo tradujo, a usted se le saltaron las lágrimas, porque no tenía idea y ni esas manos ni esas bocas ni ese lápiz supieron explicárselo. Puede volver a oír o seguir poniéndose en el papel de otro, que es lo único que ayuda a ser mejor. Gracias'

Sílvia Martínez. Intérprete de lengua de signos española

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