lunes, 13 de junio de 2011

«Con la lengua de signos uno llega a sentir la liberación del cuerpo»

Ángel Herrero conoció la lengua de signos cuando apenas era un niño. «Es mi lengua fraterna. De pequeño, de forma absolutamente espontánea, mi hermano mayor, que es sordo, y yo nos comunicábamos de modo manual y gestual», afirma. Luego se dedicó a aprender lengua de signos durante muchos años. Ahora el resultado de todo aquello es la primera «Gramática Didáctica de la Lengua de Signos Española».

Esta gramática sería un paso más en el camino que se inició en 2007 cuando se reconoció la lengua de signos…
Sí. La oportunidad del momento es muy importante porque la lengua de signos española no sólo aspira a convertirse en un instrumento de comunicación en todos los ámbitos, sino también porque todas las lenguas reconocidas aspiran a ser materia de enseñanza en la escuela obligatoria y, para ello, la gramática es un instrumento imprescindible, como un diccionario o un sistema de escritura como el que ya desarrollamos en la Universidad de Alicante hace cinco años.


¿Y qué ofrece esta obra?
Es una gramática completa que empieza desde la fonología. Además, se han incluido los componentes no manuales, como distintas formas de la boca, las cejas o los ojos, y chasquidos o repeticiones fonéticas. Por otro lado, y pese a su carácter didáctico que viene dado por la finalidad del libro, su diseño, los ejercicios prácticos o por el DVD que le acompaña, diría que es una gramática tipológica que está hecha teniendo en cuenta lo que sabemos de todas las lenguas del mundo.


¿Qué va a ganar la comunidad sorda?
Uno de los problemas de las lenguas que han sido marginadas es que los propios hablantes o signantes las infravaloran. Sin embargo, cuando esas personas ven la riqueza y la complejidad que tiene su lengua, sube su propia autoestima porque descubren que tienen una lengua comparable a cualquier otra lengua oral del mundo.
Muchos piensan que la lengua de signos es una especie de español adaptado, ¿qué tiene que decir esta gramática al respecto?
Sí, pero nada más lejos de la realidad porque, desde el punto de vista tipológico, son muy diferentes. El español es una lengua que ordena las palabras por sujeto, verbo y objeto y la lengua de signos española, como más de la mitad de las lenguas orales del mundo, las ordena por sujeto, objeto, verbo, y eso da lugar a una serie de características en cuanto a la posición de las preposiciones, adjetivos o demostrativos, por ejemplo.


¿Y esa circunstancia puede complicar el aprendizaje a un oyente español?
No, al contrario, el carácter visual de estas lenguas hace que resulte más fácil aprenderlas. Estamos acostumbrados a la fonología del castellano y reproducir los sonidos del chino, por ejemplo, nos resulta al principio imposible. Sin embargo, en la comunicación visual no existe esa barrera del sonido, es una comunicación en el sentido más universal y, por lo tanto, es una lengua más accesible. Además, hablar es una extraña actividad por la cual todo el cuerpo se inhibe menos la boca, mientras que en la lengua de signos uno siente la comunicación como una liberación del cuerpo.


Aunque parezca una paradoja...
Sí, la sensación que uno tiene cuando habla sólo con la boca es la de que, de repente, se nos ha amputado el cuerpo. Sin embargo, la lengua de signos es como una danza, es una lengua extraordinariamente rítmica porque el cuerpo se mueve. Ese sentimiento rítmico que es importantísimo para el equilibrio personal estaba presente al principio en las lenguas orales, pero ahora, por influencia de la escritura, nuestra comunicación es cada vez más mecánica, sin movimiento, sin curvas melódicas, sin ritmo. La lengua de signos nos puede servir para recuperar ese sentimiento de que hablar también es un asunto del cuerpo.
Y usted qué ha aprendido?
Siempre he sido bastante expresivo pero ahora quizás soy facialmente más expresivo. Por otro lado, he aprendido que comunicar es también mirarse. Además, cuando hablas en un grupo de varias personas sordas, el respeto al turno es muy importante porque los sonidos se pueden mezclar, pero cuando se signa no. Finalmente, se han hecho muchos experimentos sobre lenguas artificiales como el esperanto, pero creo que es más probable que todos utilicemos una lengua de signos común más allá de las fronteras porque es más fácil y accesible.


Además de profesor, también es poeta ¿Cómo ha influido la lengua de signos en sus versos?
Los oyentes ponemos demasiada atención a la belleza del sonido aunque se digan tonterías, pero la lengua de signos me ha hecho ser más serio y tratar de que los significados visuales sean los que yo quiero que sean sin descansar tanto en el efecto acústico del poema. De hecho, he tenido la fortuna de darme cuenta de que con la comunicación en lengua de signos aprendía nuevos significados de los textos de San Juan de la Cruz o de Antonio Machado que no había percibido.


¿Cuál es el siguiente paso ahora?
Prácticamente tengo decidido jubilarme de este tema porque creo que ya he hecho todo lo que podía hacer. Ahora quiero seguir con la lengua de signos, pero aplicándola precisamente a la poesía oral, es decir, ver también la poesía oral más como una danza que como una música.



Fuente: Información

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