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"Conocer al adolescente sordo"
por Liliana Mora
Esta presentación está dedicada al joven sordo desde una perspectiva diferente: comunicación positiva y gratificante como sinónimo de aprendizaje.
Muchas veces nos cuestionamos sobre los severos errores de comprensión, la escasa competencia comunicativa y las dificultades que presentan para estructurar gramaticalmente la lengua española los jóvenes sordos. Una adecuada correlación entre los procesos lingüísticos e intelectuales ha sido desde siempre uno de los objetivos más anhelados por padres y maestros, pero en nuestra realidad cotidiana no siempre coinciden la forma real de pensar con su modo lingüístico de expresarse.
Suponemos que esto ocurre porque históricamente hemos adoptado una modalidad educativa particular y excluyente: el oralismo, descartando otros enfoques con los que el joven sordo también puede expresarse, manifestando aquello que piensa y siente.
La mayoría de los jóvenes sordos pasa el período de la adolescencia cumpliendo su ciclo primario. Con frecuencia observamos que a los catorce o quince años muchos de ellos están curando el segundo, tercero o cuarto grado abordando temas elementales en su contenido y hasta infantiles comparados con los reales intereses de su edad, debido a las limitaciones y dificultades que presentan en su comprensión y expresión.
¿Cómo hacer?
¿Cómo hacer para que un joven con pérdida auditiva moderada o profunda no se vea privado de acceder a niveles académicos acordes con su edad e intereses?.
Deberemos proponernos objetivos que intenten alcanzar los mismos logros que para los oyentes.
Mediante el uso de nuevas técnicas aplicadas a los diseños curriculares seleccionados en base a criterios de utilidad, podemos conseguir que la escuela lo prepare para una mejor y más completa integración social que es la meta última de nuestra filosofía educativa.
Hasta ahora los reiterativos debates metodológicos e ideológicos sobre cómo enseñar y los que supone ser sordo no fueron suficientes para socavar muchos esquemas con los que aún se desarrolla buena parte de la vida escolar, plagada de hábitos y mitos que nos empujan a una constante actitud retrospectiva que sustituye la propuesta juiciosa por la prejuiciosa:
Si en nuestros sistemas educativos siguen abundando las acciones sin ideas e ideas sin acción, y criterios basados en el desconocimiento y en concepciones antiguas carentes de fundamento científico, el progreso de estos jóvenes se verá comprometido.
Nuevos instrumentos para el saber
En una sociedad que avanza aceleradamente, la comunicación adquiere una importancia de carácter vital. Busquemos, entonces, soluciones a la incomunicación que sufren la mayoría de los jóvenes sordos, posibilitando el uso de la lengua de señas sin prohibiciones en las escuelas, incorporando a esta forma de comunicación a los programas escolares para que el adolescente sordo crezca en forma armónica y sin tantas frustraciones.
Como ya lo hemos manifestado en otras oportunidades, nos inclinamos a la puesta en práctica de sistemas bilingües que le permitirán al adolescente sordo disponer de una gama de posibilidades con las que podrá lograr una comunicación fluida y eficiente, indispensable para el desarrollo de su personalidad.
La aplicación de estos sistemas desde una temprana edad y a lo largo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje , permitirá el logro de mejores resultados académicos en tiempo y forma que le permitirán no sólo finalizar la escuela primaria, sino también ingresar a la escuela secundaria como ocurre en otros países del mundo.
¿Cómo hacer? II
¿Cómo hacer para que el joven sordo pueda expresar sus vivencias, pensamientos, sentimientos y, más aún, poder protagonizarlos?.
La familia juega un importantísimo papel si acepta, ayuda, se comunica y comprende al joven sordo haciendo que éste se sienta revalorizado y seguro para enfrentar a la sociedad.
La sociedad es por excelencia parlante y el joven sordo, con su inhabilidad para el lenguaje oral, deberá sortear no pocos escollos en su quehacer diario.
Sabemos que la sordera no se da cuenta de que la persona que tiene al lado es sorda hasta que no sobreviene “la comunicación” y aquí se produce un hecho particular, ya que en muchos casos ninguno de los interlocutores comprende al otro, sufriendo ambos la dificultad de entender y ser entendidos.
Por este motivo resulta fundamental que la sociedad esté preparada para integrar a la persona que no oye. En este sentido cumplen un papel preponderante los medios de difusión, para un mejor y mayor conocimiento del problema.
Sería interesante que de disponer de estos espacios, tan difíciles de conseguir, los responsables se asesoren con testimonios idóneos, con el fin de transmitir conocimientos que concuerden con la realidad y no seguir fomentando concepciones prejuiciosas que tanto perjudican a la comunidad sorda.
Los medios de comunicación cumplen un rol social muy importante y es indispensable que lo realicen a conciencia.
Escuela, familia y sociedad deberán integrarse en una labor mancomunada para que el joven sordo no se vea privado en su adolescencia de descubrir su propio yo, poder autoafirmarse, valerse por sí mismo y desarrollar sus aptitudes para llegar a la madurez de la forma más armónica posible.
El desarrollo del instinto creador y la libertad de expresión le brindarán la posibilidad de participar en las conquistas culturales y sociales de su medio ambiente, e interactuar satisfactoriamente en el mundo de los sordos mediante la lengua de señas (LSA) y en el mundo de los oyentes, a través de la lengua española escrita y oral.
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