lunes, 23 de enero de 2012

Nicaragua carece de docentes formados en lengua de señas



Óscar Sánchez / ENDJavier López Gómez, Presidente de la Asociación Nacional de Sordos de Nicaragua.

Eso limita la incorporación a la educación regular, de la niñez sorda en edad escolar
En el país solo hay 23 personas certificadas como intérpretes y 11 en proceso de formación
"Con un solo movimiento uno puede decir muchas cosas", dice Patricia Gutiérrez, una de las pocas personas en el país que gozan de la calificación como intérprete en Lenguaje de Señas nicaragüense.

Es la riqueza de este "idioma" con sello nica que no requiere de emitir un solo sonido, sino en dejar que las manos hablen.

En Nicaragua, apenas 23 personas son reconocidas como intérpretes en Lenguaje de Señas por la Asociación Nacional de Sordos de Nicaragua, Ansnic.

La Escuela Cristiana de Sordos también aporta su cuota y ya cuenta con tres intérpretes y ocho en proceso de alcanzar la certificación avalada por la Universidad Martín Lutero.

Definitivamente, son pocos, para que la población sorda del país, estimada en más de 12 mil personas, pueda integrarse a los colegios regulares en correspondencia con la denominada Educación Inclusiva, que promueve la incorporación a las aulas de la niñez con capacidades diferentes.

Hoy día, los centros especiales representan la única oportunidad de formación de los sordos, con excepción de una que otra experiencia, como la del Instituto Público Bello Horizonte, donde 55 estudiantes con esta discapacidad han cursado estudios.

Según Gutiérrez, para los maestros no es atractivo especializarse en Lenguaje de Señas, porque dominarlo implica tanta o más dedicación como aprender otro idioma. Dos años toma la primera etapa que garantiza el poder comunicarse con fluidez mediante el Lenguaje de Señas. Se requieren 24 meses más para certificarse como intérprete. Al final, reciben el mismo salario de un educador.

La demanda que hace Javier López Gómez, Presidente de Ansnic, es que más maestros se capaciten en Lenguaje de Señas, de modo que la población sorda amplíe sus oportunidades de aprendizaje.

López pide que las escuelas vayan sumando intérpretes a su personal para que la educación inclusiva, en el caso de las personas con deficiencia auditiva, salte del papel a la realidad. Eso permitiría que las materias educativas se transmitan simultáneamente a los estudiantes sordos.





Óscar Sánchez / ENDJavier López Gómez, Presidente de la Asociación Nacional de Sordos de Nicaragua.

Pocos maestros capacitados
En 2009 la Asamblea Nacional aprobó una partida de 250 mil córdobas anuales para impulsar un programa de capacitación docente en Lenguaje de Señas, en coordinación con el Ministerio de Educación. Se activó hasta en 2010 y se ha logrado capacitar a 185 educadores. López valora esto positivamente, pero reconoce que falta mucho por andar.

De acuerdo con la maestra Noritza Figueroa, Directora de la Escuela Cristiana de Sordos, los alumnos que culminan Secundaria en centros especiales ven truncados sus sueños de profesionalizarse, porque tampoco las universidades cuentan con personal calificado para atenderlos.

Si un joven sordo decide cursar estudios universitarios, su familia debe asumir el pago del intérprete. No hay otra opción. Actualmente, solo un bachiller, egresado de la Escuela Cristiana de Sordos está cursando estudios superiores, explicó Figueroa.

El valor de la educación
Un día, en el apuro de las labores domésticas, a la profesora Jaqueline Aburto se le cayeron unas pailas, lo primero que hizo fue asistir a Barney, entonces de tres meses, quien dormía cerca. Para su sorpresa el pequeño no mostró ninguna incomodidad a pesar del ruido. Le resultó extraño.

"El niño es sordo", sentenció la abuela, teniendo como referencia la anécdota y el antecedente de dos sordos en la familia. El médico luego lo confirmó.

Aburto no se desesperó con la noticia a pesar de que entonces, 1985, la vida era difícil y prácticamente los sordos no contaban con ninguna atención, ni con un lenguaje formal para comunicarse. "No me iba a dar por vencida nunca", dice porque además para entonces ya tenía contacto con personas que padecían la misma discapacidad.

Él estudió magisterio, y al ver la desatención que sufrían los niños y jóvenes sordos comenzó su interés en formarse. Fue de las primeras en el país que se interesó por aprender a comunicarse con quienes tienen solo las manos y los gestos para ellos.

A los 9 años Barney era todo un experto en Lenguaje de Señas, y fue incorporado a un proyecto que primero lo llevó a Bluefields a brindar capacitaciones y luego a Estados Unidos, donde desde los 18 años reside, desempañándose como intérprete en Lenguaje de Señas en idioma inglés.

"Vive solo, es independiente, maneja, se comunica sin problemas... es un orgullo para mí que él haya alcanzado semejante logro", comparte como la prueba más fehaciente de la importancia que tiene proveerle educación a quienes no nacen con todas sus facultades.

A pocos atrae
Partiendo de su experiencia como directora de la Escuela Cristiana de Sordos, donde rebuscando fondos han incluso logrado capacitar gratuitamente a 70 oyentes, Figueroa lamenta la falta de interés por aprender este lenguaje, incluso entre los docentes, lo cual, dice está limitando las posibilidades de progreso de las personas que no oyen.

También manifiesta comprender que cuando llevan un niño con deficiencia auditiva, el profesor lo ve como carga porque a duras penas logra salir adelante con la cantidad de niños que atiende. En el país los docentes atienden hasta 50 alumnos en un mismo grupo de clases.

¿Cuánto vale aprender?
En este lugar, por ejemplo, ofrecen cursos de 10 meses a un costo de 100 córdobas la matrícula y 200 la mensualidad. "No podemos darlos gratis porque no recibimos apoyo estatal", explicó Figueroa.

Los cursos tienen poca demanda, e incluso, las mismas clases regulares que ofrecen a veces se ven afectadas.

En 2012, por ejemplo, tres estudiantes que aprobaron el cuarto año de Secundaria no podrán alcanzar el bachillerato como corresponde, no tienen el cupo mínimo para poder abrir un grupo y sostener el salario del maestro, que para colmo es inferior al del Ministerio de Educación, concluyó.

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