domingo, 9 de octubre de 2011

Amistad en silencio

Hace 18 años descubrí hojeando un suplemento, de la revista ecuestre "Revista del Caballo", nº 86, (marzo de 1990) un reportaje titulado "Amistad en silencio". Se trata de un niño sordo llamado Jaime Rioja. Era un jinete muy bueno y no tenía problemas de comunicación con su profesora del Poni Club de La Moraleja (Madrid), bastaba una seña para entenderla, ni tenía dificultad para aprenderse los recorridos y las reprises de doma. A los once consiguió la medalla de bronce en el Campeonato de España de Ponis, pero esta medalla y otras victorias no eran el éxito mayor de Jaime, un niño que en el mundo del poni español era mucho más que lo que pueda proyectarse como jinete.

Jaime es sordo desde que tenía tres meses de edad, aunque eso no le impedía asistir a una clase normal de equitación con sus compañeros oyentes. Quizá debido a su sordera, había desarrollado otro sentido; él, a su forma, hablaba con su poni "Regaliz" y se entendían muy bien. Recordaba muy especialmente el día nueve de marzo de 1989, cuando le regalaron a "Regaliz" que le emocionó mucho. Así describía Jaime a su poni: "Tiene seis años, es de color negro, blanco y naranja. Come pienso compuesto, heno y agua. Es un poni de raza pottok y árabe". La afición por los caballos le viene de familia. Su abuelo era también un jinete que concursaba en Chile, país de donde procede su familia. Desde los dos años se sintió atraído por los caballos o ponis, pero fue a los siete cuando empezó a montar.

A Jaime le gustaba leer libros de aventuras. En su clase, sexto de Básica en el Colegio de La Purísima, para niños sordos, de Madrid, era de los primeros. Su jornada empezaba a los ocho y media de la mañana con las clases de logopedia, luego al colegio y a montar. Le gustaba mucho estudiar, pero no sabía qué iba a ser de mayor. Jaime Rioja era un niño feliz, sobre todo cuando estaba en el Poni Club, cuando limpiaba y cuidaba a su poni muy querido "Regaliz".

Era la imagen perfecta de una ilusión que se había ido haciendo realidad en su mundo de silencios, según, el autor del reportaje.

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