miércoles, 25 de mayo de 2011

Destacó Gabriel Fauré como compositor pese a su sordera


México, 11 May. (Notimex).- Virtuoso ejecutor del piano, el músico francés Gabriel Fauré, quien nació el 12 de mayo de 1845, figuró como uno de los compositores más emblemáticos del siglo XX, no obstante la sordera que lo atacó al final de sus días.
Admirador de la música de Richard Wagner, Fauré destacó en la corriente impresionista por su fineza y equilibrio compositiva que, a decir de sus críticos, devino de la constante búsqueda de la belleza, logrando con ello una evolución del arte musical francés.
Fue criado por una institutriz y a los nueve años su familia lo mandó a estudiar en París en la L´École Niedermeyer, institución que formaba organistas de iglesia y directores de coro, en la que permaneció 11 años.
Discípulo de Camille Saint-Saens, Fauré aprendió de su maestro la música de sus contemporáneos, como Robert Schumann o Franz Liszt.
En 1870 se enlistó en el ejército, y participó en los combates para edificar el Sitio de París durante la Guerra franco-prusiana. Hostigado por la Comuna de París, residió en Rambouillet, Suiza, donde comenzó a ejercer la docencia en la Escuela Nedermeyer.
De regresó a su ciudad natal, fue nombrado organista de la Iglesia de San Sulpicio, actividad que conjugó con la asistencia a los salones de Saint-Saens y de Pauline Viardot-García, lugar donde conoció a destacados músicos parisinos, con los que formó la Société Nationale de Musique.
En 1896 fue nombrado organista titular de la iglesia de La Madeleine, y ocupó el lugar de Jules Massenet como profesor de composición en el Conservatorio de París.
Como pedagogo tuvo entre sus alumnos a Maurice Ravel, Charles Koechlin, Florent Schmitt, Nadia Boulanger o el rumano George Enesco.
Pronto comenzó a tener éxito en su carrera como instructor. En 1905 fue nombrado director del Conservatorio de París, aunque abandonó ese cargo en 1920 a causa de la sordera, que representó uno de sus mayores males en los últimos años de su vida. En ese mismo año recibió la Gran Cruz de la Legión de Honor.
Con ello empezó a tener una mejor condición económica, pues las penurias financieras lo acompañaron en gran parte de su formación. Sus composiciones le dieron pocas entradas financieras.
Con problemas maritales a cuestas, vivió un periodo de depresión, que él asumió como melancolía, antes de la década de 1890.
Debido a su problema auditivo, su producción musical disminuyó de forma notable. Su estado de salud también fue en decadencia a causa de su excesivo consumo de tabaco.
Dentro de sus obras, el músico francés compuso piezas con una elegancia extraordinaria, sobre todo aquellas que realizó para cámara y piano, así como de voz.
De esta forma, sobresalen sus dos sonatas para violín y piano (1876 y 1917), sus dos cuartetos con piano (1879 y 1876), los "Nocturnos para piano solo" (1875-1921 y "La bonne chanson" (1894). Es de resaltar también su "Requiem", interpretado comúnmente hasta la actualidad.
También destacó en la poesía con trabajos con "Pelléas et Mélisande" (1898), "Prométhée" (1900) y "Penélope" (1913).
Disminuido en salud, no abandonó sus tareas como profesor y siguió escuchando las nuevas propuestas musicales de sus jóvenes alumnos, en particular al ensamble de "Los Seis".
A sus males físicos se agregó la neumonía, enfermedad causante de su muerte, ocurrida el 4 de noviembre de 1924, en París. Su funeral se realizó en la Iglesia de La Madeleine. Su cuerpo fue cremado en Passy, París.

Fuente: http://sdpnoticias.com

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