viernes, 14 de octubre de 2011

los Panamericanos de Sordos


a sagüera Yudisleydi Ofarril Martínez se comunica por el lenguaje de señas, pero transmite claramente con sus gestos cuál es su objetivo rumbo a los V Juegos Deportivos Panamericanos de Sordos, Brasil 2011.


Yudisleydi Ofarril Martínez quiere regresar a Sagua la Grande con el oro en el lanzamiento de la bala y el disco. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

«Quiero el oro en los dos eventos en que participe (lanzamiento de la bala y el disco) --traduce la intérprete Yanetsi Rodríguez--. Aunque la bala es más difícil, por el peso, pero igual no temo a ningún rival. Creo y quiero ese resultado».

Yudisleydi empezó en el atletismo con 12 años en la escuela especial para sordos de su natal Sagua la Grande, y la captaron para el alto rendimiento cuando demostró sus potencialidades en una competencia provincial. De allí pasó a la capital villaclareña, lejos de la familia y con sus limitaciones, pero al poco tiempo ya vestía los colores del «Cuba» y subía a lo más alto del podio en lides internacionales.

«En México 1998 --traduce Yanetsi-- alcancé el oro en 80 y 100 metros planos, y a nivel nacional ratifiqué la supremacía cuando en Ciego de Ávila me llevé los 100, aunque terminó con plata en los 200».

--¿Por qué el cambio de las pistas a las pruebas de campo?

--Subí bastante de peso, ahora estoy en los 97 kg y es normal que pase a modalidades donde se requiera más masa corporal, como en el área de lanzamiento. También intento con la jabalina, pero hay que cuidarse mucho el hombro en esta prueba, más que en las otras.

--¿Cuán difícil es la comunicación con tu entrenador?

--Es difícil, sí, porque él ahora sabe un poco del lenguaje de señas, pero no lo domina. Tampoco me habla tan lento como necesito para leerle los labios, y eso entorpece sus indicaciones. Igual pasa con mis compañeros. Les enseño algo, pero no como deseo que fuese.

Con 25 años, esta deportista pudiera ser la única atleta femenina con discapacidad en Villa Clara con esos logros y potencialidades. Aun así, señala la preocupación de sus pa­dres, que a pesar de la lejanía, reconocen su esfuerzo y la importancia de que la sagüera compita en Belo Horizonte, en noviembre próximo. Pero ella no marcha sola por la pro­vincia, dos compañeros también en atletismo se unen a la cita panamericana.

¿La meta? Conseguir medallas, y si es dorada, mejor. Porque como señalara Yu­dis­leydi, no hay temor a nadie y lo que se quiere, cuando median esfuerzo y dedicación, gene­ralmente se cumple.

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