lunes, 10 de octubre de 2011

Anécdotas verídicas "TAXISTAS versus SORDOS" y "TERROR FRÍO"

Anécdotas verídicas "TAXISTAS versus SORDOS" y "TERROR FRÍO"

"TAXISTAS versus SORDOS"

Sucedió en el madrileño barrio de Moratalaz: dos chicas jóvenes, sordas, se subieron a un taxi y dijeron al taxista la dirección que deseaban. Todos conocemos las dificultades de pronunciación de casi todos los no oyentes y cuanto nos cuesta a veces lograr hacernos entender.
El taxista no entendió del todo el nombre de la calle, lo repitió con un ligero error de letras como creía haberlo oído, y la lectura labial falló también en las dos chicas que asintieron. El taxista lo buscó inútilmente en su Guía de calles... mientras el taxímetro estaba ya disparado, lo que aumentó el nerviosismo de las dos jóvenes. La calle no aparecía, ni podía aparecer tal y cómo la buscaba el taxista. Las dos chicas no quitaban ojo a la cantidad cada vez mayor del contador.
Cuando al taxista se le ocurrió darlas un bolígrafo para que escribieran la dirección, era ya tarde; las chicas, asustadas por la cantidad a pagar, se negaron a seguir el viaje.
Afortunadamente eran sordas y así no oyeron los juramentos y "piropos" del taxista mientras se bajaban del taxi.
Parece ser que el taxista se lo contó a sus compañeros de zona y corrió la voz. En los días siguientes al querer tomar otro taxi, si las veían antes signando, los taxistas pasaban como conductores de Fórmula 1, sin detenerse, o bien apagaban todas las lucecitas verdes.
Desde luego, lector, si deseas tomar un taxi por Moratalaz, procura tener tus manos quietas.


"TERROR FRÍO"

Que no estará mal, lector, que dejes de sonreír y reflexiones con esta historia verídica, que en efecto, no es fácil ser sordo.
Aquella pareja, un matrimonio de sordos, estaba feliz. Entusiastas del excursionismo habían hecho un viaje con una Agencia y aunque ellos eran los únicos sordos, esto no les impedía nada admirar la serena belleza de los Alpes Franceses.
Entrando con los demás excursionistas a visitar la GROTTE DE GLACE, en Les 2 Alps, una gruta en cuyo interior hay una especie de Museo de cera, pero con la peculariedad de que las figuras están talladas en hielo y conservadas a temperaturas especiales.
De pronto y cuando más divertidos estaban, ocurrió: Se apagó la luz súbitamente y de forma total. La oscuridad es fatal para los no oyentes que entonces pierden muchas de sus posibilidades de comunicación.
El resto de personas en la gruta fueron abandonándola sin dificultad, siguiendo las instrucciones orales de los guías, pero nuestra pareja se quedó totalmente olvidada, en medio de una oscuridad total y rodeados de figuras de hielo.
Probaron a gritar, pero...¿en qué idioma?... por supuesto gritaron -"¡SOCORRO!"- y, por si acaso: "SOS"... y aún probaron algún "¡HELP!" que otro.
Si a esas dificultades de pronunciación a que aludí en la primera anécdota de hoy, se suman la impotencia ante un idioma extranjero y la oscuridad total, la cosa no es tan graciosa. Pasó el tiempo y nadie les echó de menos. Por fortuna tuvieron una idea salvadora: llevaban una cámara de vídeo y a la débil luz del visor de la misma, bien cogidos de las manos, lograron alcanzar la salida.
Después, incluso les reñiría el guía. ¿Cómo explicar lo que es ser sordos?...

Son de la revista "Faro del Silencio", nº 143, Noviembre-Diciembre 1994.

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