sábado, 13 de agosto de 2011

Niños sordos, aprendiendo idiomas


Hablar otras lenguas e interrelacionarse con las personas del mundo que nos rodea ha sido siempre la aspiración de todos los humanos. Pero, ¿qué pasa cuando se trata de un niño con una pérdida auditiva?


Tener un niño con una pérdida auditiva genera, lógicamente, ciertas inseguridades en los padres. Queremos hacerle la vida más fácil para evitarle sufrimientos y, muchas veces, suponemos que lo mejor es no confrontarlo con ciertas situaciones que podrían generarle algún tipo de frustración. Pero, como señala la madre de un niño sordo, "cuando te das cuenta que el miedo lo tienes tú y no el niño, que el problema lo tienes tú y no tu hijo, entonces te arriesgas".

ENTRE EL MUNDO SORDO Y EL OYENTE

De acuerdo a la experta Betty Sackett de la Clínica estadounidense John Tracy, "mientras más pronto se realice la enseñanza de una segunda lengua a niños con pérdidas auditivas, mejor". Sin embargo, señala que, este aprendizaje "realmente va a depender de la edad del diagnóstico de la pérdida auditiva, así como de la edad a la que el niño tenga la amplificación auditiva adecuada que le proporcione el mejor acceso posible al lenguaje y el habla".



Y es que, según concluyen las investigadoras Hilary Coté y Kate Gilliat en su artículo "Uso del Lenguaje oral bilingüe en niños con implante coclear: una revisión sistemática", "la longitud de tiempo que un niño ha estado usando un implante coclear es sinónimo de la cantidad de tiempo que ha estado expuesto al sonido y lenguaje oral".

No obstante, en este proceso de enseñanza, también entra en juego "la decisión de los padres y los recursos que tenga la familia para poder exponer al niño al segundo idioma el tiempo suficiente para que éste en verdad logre dominarlo", según señala la especialista Sackett.

El tema no se centra entonces en las posibilidades de enseñar una segunda lengua a estos niños, ya que varios investigadores en el tema (como S. Waltzman, A.M. Robbins, J.E. Green y K. Kohnert), señalan que sí es posible. O como menciona la especialista Kathryn Kohnert en su artículo Aprendizaje de un Segundo Idioma: Factores de Éxito en el Bilingüismo Secuencial, "el hecho de poseer una discapacidad auditiva no significa que la necesidad ni el deseo de comunicarse en dos idiomas disminuya".

SIGNOS QUE COMUNICAN

El uso del lenguaje es fundamental en nuestra vida ya que nos permite socializar activamente en las conversaciones, así como comprender y actuar en el mundo en el que habitamos.

Si entendemos esto, sabremos que para las personas que sufren una pérdida auditiva, la percepción limitada de los sonidos crea una barrera de comunicación con los otros individuos que, en algunos casos, puede causarles aislamiento y aflicción.

En el caso de los niños que presentan pérdidas auditivas, el aprendizaje del lenguaje de los signos los identifica culturalmente con el mundo sordo, al que pertenecen. Sin embargo, no podemos dejar que desconozcan el mundo de los oyentes. Es necesario también insertarlos en este, bajo la lengua y cultura de los padres y del entorno donde existen.

Se trata entonces de abrirles las puertas al conocimiento del mundo, ampliando sus posibilidades de comunicación con el universo circundante, de tal manera que pertenezca, entienda y se interrelacione con dos realidades distintas, la del mundo sordo y la del oyente; las mismas que son complementarias para su desarrollo personal y profesional.

EL IDIOMA ES EL REFLEJO DE UNA CULTURA

Pero, no sólo debemos pensar en ofrecerle un segundo idioma, sino que con este, también tendrá acceso a toda una nueva cultura.

Hoy en día, se habla de una educación bilingüe – bicultural (Bi-Bi). Basada en el modelo de Interdependencia Lingüística del Doctor Jim Cummins, este modelo supone que al dominar una lengua, la materna, la adquisición de una segunda lengua es factible ya que un único proceso cognitivo subyace en la adquisición de ambos idiomas.

En las últimas décadas los programas de educación Bi-Bi comenzaron a florecer en Estados Unidos. El resultado fue que la composición étnica de las escuelas empezó a diversificarse.

A raíz de esto, a finales de la década de los años 80, muchos pensaron en usar un nuevo método para enseñar una lengua oral a niños con pérdidas auditivas.

A estas nuevas teorías se sumaron años de activismo de adultos con sordera y padres de niños que presentaban este problema en Suecia que, en 1981, aprobó una ley donde señalaba la necesidad de que las personas sordas sean bilingües a fin de que puedan desarrollarse con éxito en la familia, escuela y sociedad. En Dinamarca se aceptó el lenguaje de los signos como método principal de enseñanza en las escuelas para sordos, en 1991.

Estos nuevos métodos, por supuesto, no podían basarse enteramente en herramientas orales. Así que idearon técnicas complementarias para poder enseñar a los niños sordos una lengua oral. Y, a través del uso de la escritura o lectura, pudieran ver el mundo con más matices. Una metodología que, aunque se encuentra en proceso de investigación, está dando bastantes frutos en la inserción de estas personas al mundo, al decir de los expertos.

UN PASO MÁS ALLÁ: SABER MÁS DE DOS LENGUAS

Pero si se trata de incorporar a nuestro hijo que sufre una pérdida auditiva al mundo ofreciéndole las mismas oportunidades que el resto, podemos decir que el camino está aún comenzando.

Según Dale Sindell, fundadora de la comunidad virtual T-Oigo (www.t-oigo.com) creada en febrero de 2008 para dar información y orientación a las familias que poseen algún integrante que presenta deficiencias auditivas, "la detección precoz de la sordera posibilita que nuestros niños, condenados hasta hace muy poco a ser «sordomudos» de por vida, no tengan que limitarse a un solo idioma oral. Ya no estamos hablando de «bilingüismo» por el uso indistinto de la lengua de signos y del idioma español, sino de sumar el inglés o cualquier otro idioma a su lengua oral materna".

Esto permitiría a las personas que presentan pérdidas auditivas ampliar sus posibilidades de desarrollo personal y profesional, otorgándoles una vida normal. Las experiencias de madres con hijos sordos lo demuestran. Frases como "mi hijo va fenomenal, me atrevo a decir que mejor que otros compañeros" dan incentivos para empezar la aventura.

Y es que es fundamental reconocer que, según afirma una madre, los niños con pérdidas auditivas "están más acostumbrados a trabajar y luchar porque saben que tienen un problema añadido", concluye Sindell.

El objetivo, entonces, es quitar barreras y límites que ponemos a nuestros hijos y que sólo son producto de nuestros propios miedos.

DESTACADOS:

* El aprendizaje del lenguaje de los signos, en niños que presentan pérdidas auditivas, les permite identificarse culturalmente con el mundo de los sordos.

* Perder los miedos en dar a nuestros hijos con pérdidas auditivas la posibilidad de desarrollarse personal y profesionalmente a través del conocimiento de varias lenguas es la base para ampliar sus posibilidades en el mundo.

* Años de activismo y nuevas teorías permitieron iniciar la educación bilingüe-bicultural en niños sordos, que se basa en la enseñanza de un idioma oral y los consecuentes aspectos culturales que este contiene.



Diana Bernaola / EFE-Reportajes / http://www.vanguardia.com.mx

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