lunes, 9 de mayo de 2011

CUENTO LSE "RICITOS DE ORO"

CUENTO DE RICITOS DE ORO EN LENGUA DE SIGNOS ESPAÑOLA.

En una casita, en el medio de un bosque, vivían 3 ositos. El papá, la mamá, y el pequeño osito. Un día, mamá osa estaba preparando la sopa, pero estaba muy caliente y pensó en dar un paseo por el bosque. Mientras los ositos estaban caminando por el bosque, apareció una niña llamada Ricitos de Oro que, al ver tan linda casita, se acercó y se asomó a la ventana. Todo parecía muy ordenado y coqueto dentro de la casa.

Entonces, olvidándose de la buena educación que sus padres le habían dado, la niña decidió entrar en la casa de los tres ositos. Al ver la casita tan bien recogida y limpia, Ricitos de Oro curioseó todo lo que pudo. Pero al cabo de un rato sintió hambre gracias al olor muy sabroso que venía de la sopa puesta en la mesa. Se acercó a la mesa y vio que había 3 tazones. Un pequeño, otro más grande, y otro más y más grande todavía. La niña se lanzó a probar la sopa, comenzó por el tazón más grande, pero al probarlo, la sopa estaba demasiado caliente. Entonces pasó al mediano y le pareció que la sopa estaba demasiado fría. Pasó a probar el tazón más pequeño y la sopa estaba como a ella le gustaba. Y la tomó toda, todita.

Cuando acabó la sopa, Ricitos de Oro, fue al salón y vio tres sillas, se subió a la silla más grande pero estaba demasiado dura para ella. Pasó a la silla mediana y le pareció demasiado blanda. Y se decidió por sentarse en la silla más pequeña que le resultó comodísima. Pero la sillita no estaba acostumbrada a llevar tanto peso y poco a poco el asiento fue cediendo y se rompió. Ricitos de Oro decidió entonces subir a la habitación y probar las camas. Probó la cama grande pero era muy alta. La cama mediana estaba muy baja y por fin probó la cama pequeña que era tan mullidita y cómoda que se quedó totalmente dormida.
Mientras Ricitos de Oro dormía profundamente, llegaron los 3 ositos a la casa y nada más entrar el oso grande vio cómo su cuchara estaba dentro del tazón y dijo con su gran voz: -¡Alguien ha probado mi sopa! Y mamá oso también vio su cuchara dentro del tazón y dijo: -¡Alguien ha probado también mi sopa!
Y el osito pequeño dijo con voz apesadumbrada: -¡Alguien se ha tomado mi sopa y se la ha comido toda entera!
Después pasaron al salón y dijo papá oso: -¡Alguien se ha sentado en mi silla!
Y mamá oso dijo: -¡Alguien se ha sentado también en mi silla!
Y el pequeño osito dijo con su voz aflautada: -¡Alguien se ha sentado en mi sillita y además me la ha roto!
Al ver que allí no había nadie, subieron a la habitación para ver si el ladrón de su comida se encontraba todavía en el interior de la casa. Al entrar en la habitación, papá oso dijo: -¡Alguien se ha acostado en mi cama!
Y mamá oso exclamó: -¡Alguien se ha acostado en mi cama también!
Y el osito pequeño dijo: -¡Alguien se ha acostado en mí camita...y todavía sigue durmiendo!
Ricitos de Oro, mientras dormía escuchó un ruido y se despertó. De un salto se sentó en la cama mientras los osos la observaban, y saltó hacia el otro lado bajó corriendo las escaleras sin parar un solo instante, tanto, tanto que no daban con los pies en el suelo. El osito se quedó muy triste porque pensaba que la niña y él serían amigos en el futuro. Muy triste bajó las escaleras y se puso en la ventana esperando que algún día volviera la niña.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Categoría:
Gente y blogs
Etiquetas:
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