miércoles, 11 de abril de 2012

Escuchar a tu corazón


Eunate Arraiza disfruta con pasión de futbol a pesar de su sordera



No hay más barreras que las que uno de pone a sí mismo. Adalid de este lema es Eunate Arraiza, jugadora del Lagunak, que a pesar de sufrir una sordera desde que tiene uso de razón, lucha contra los elementos cada día para poder disfrutar de su gran pasión, el fútbol.

Eunate Arraiza nació hace 20 primaveras en Biurrun, pequeño municipio navarro de apenas 200 habitantes. Sus padres, Álvaro -ganadero y agricultor- y Lourdes -ama de casa-, no se dieron cuenta de que la mediana de sus tres hijas (Nuria es la mayor y Montse la menor) sufría un déficit auditivo hasta que ésta tuvo dos años y medio. "Mis padres no saben si nací sorda o fue consecuencia de algún medicamento que tomé siendo pequeña. Pero yo desde que tengo uso de razón me recuerdo con audífonos", comenta la protagonista. "Siempre me recuerdan con gracia que cuando me colocaron los aparatos me llamaba especialmente la atención el taconeo de los zapatos contra el suelo", añade haciendo acopio de normalidad. A los ocho años pasó por el quirófano de la Clínica Universitaria de Pamplona, donde le hicieron un implante coclear en el oído izquierdo que era el que menos restos auditivos tenía. "Y así voy tirando día a día", apunta.

La afición por el balón le viene a Eunate desde bien pequeña. "Mientras el resto de mis amigas estaban jugando con muñecas, yo me pasaba todo el día con la pelota. Siempre tenía que llevar el balón conmigo a todos lados. Jugaba en casa, en la calle, sola, con amigos... Es el mejor regalo que me han hecho nunca", cuenta. Lo que en un principio fue un simple pasatiempos para los recreos durante su estancia en el Colegio Teresianas, pronto se tornó en algo más serio. Lydia Muruzábal, exjugadora del Lagunak y coordinadora de la escuela deportiva de fútbol femenino en Barañáin, la convenció para fichar a los ocho años por el equipo de fútbol sala; dar dos temporadas más tarde el salto al campo de fútbol 11 para jugar en Regional; y desde los 15 años formar parte de la plantilla del primer equipo que juega en Primera División. "Decidí jugar al fútbol porque me gusta mucho y nunca he tenido ningún inconveniente para hacerlo. Mientras esto siga así, seguiré disfrutando de lo que más me gusta hacer. El fútbol me aporta ilusión y esfuerzo por superarme en el día a día", afirma.

Eunate salta cada domingo al terreno de juego con una pequeña petaca escondida en el pantalón, unida por un cable al imán sujeto a su oído. "Llevo jugando al fútbol así 13 años y no he tenido ningún percance. Es una petaca pequeña y cómoda que a pesar de los golpes y agarrones que se ha llevado se ha mantenido en perfectas condiciones siempre. Tengo ganas de cambiarla porque los nuevos aparatos son inhalámbricos y dan menos guerra", dice. Antes de que den comienzo los partidos, el cuerpo técnico del equipo comenta al árbitro el problema de Eunate. "No tengo trato especial dentro ni fuera del campo. Me tratan como a una más, tanto mis compañeras como las rivales. En lo único que me distingo es que, en ocasiones, no escucho bien a mis compañeras o al entrenador, pero eso no es un impedimento para jugar", recalca.

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Toque, velocidad y gol
Con el '8' a la espalda, Eunate destaca por su valiosa zurda, su estiloso toque de balón y la velocidad punta que adquiere en sus incursiones por banda. A pesar de tener que mejorar su acierto de cara al gol, es con seis dianas la máxima goleadora de un equipo que lucha por mantener la categoría: "Sabíamos que esta temporada íbamos a sufrir desde el inicio. Estamos ante una competición muy exigente que requiere mucho esfuerzo. Nuestro objetivo es mantenernos en Primera División, que para mí sería como ganar la Liga". Tras 27 jornadas consumidas, el Lagunak acumula 22 puntos, siendo la barrera límite del descenso. "El vestuario confía en la salvación. Sabemos de nuestras limitaciones, ya que mientras hay equipos muy competitivos en los que todas sus jugadoras cobran, en nuestro club no lo hacemos y tenemos el fútbol como un hobbie", apunta.

Eunate confiesa ser maniática (siempre entra al campo con el pie izquierdo) que no supersticiosa, a pesar de lucir elástica amarilla. Creció admirando a Ronaldo Nazario de Lima y ahora lo hace con Lionel Messi. Socia del Osasuna y simpatizante del Barcelona, la navarra sabe que "en este país es imposible que las mujeres vivan del fútbol". Por eso no descuida su formación. Acaba de terminar el Grado Superior de Gestión Organización de Empresas en el IES Agroforestal de Villava y el año que viene intentará entrar en la universidad. Más allá del fútbol, Eunate consume su tiempo libre junto a su familia y sus amigos, disfrutando de la piscina, el frontenis, la bicicleta, el monte y la caza.

La mayor limitación que tiene es hablar por teléfono, ya que unas veces oye sin problemas y otras con más dificultad. Depende por completo del procesador que lleva consigo durante todo el día y del que sólo se separa para ducharse y dormir. Pasa revisiones anuales en la Clínica Universitaria de Pamplona y la Clínica GAES le abastece de todo el material necesario. Desgraciadamente, tiene afectado el nervio auditivo y su sordera es irreparable. Si encontrara la lámpara mágica y pudiera pedir tres deseos, Eunate lo tiene claro: "Recuperar la audición y poder oír como los demás; que se mejore la situación del fútbol femenino; y que el Lagunak se mantenga en Primera División". Creer es poder. Y lo suyo es todo un ejemplo de superación.

David Menayo / www.marca.com

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