miércoles, 16 de febrero de 2011

COMO CONSERVAR UNA BUENA AUDICION


COMO CONSERVAR UNA BUENA AUDICION
LA HUMEDAD, EL RUIDO E INCLUSO UNA MALA ALIMENTACIÓN PUEDEN OCASIONAR INFECCIONES U OTRAS DOLENCIAS EN LOS OÍDOS
Habida cuenta de que el oído es una de las partes más delicadas y sensibles del organismo, cuesta creer que de entre tres millones de españoles que sufren pérdida auditiva, la mitad aún no lo sepa. Son datos que maneja la empresa OI2, especialista en el cuidado de la audición, tras haber realizado un estudio a este respecto en nuestro país.

Es precisamente por su sensibilidad y delicadeza que el oído requiere de una especial atención y cuidado, con el fin de evitar que resulte dañado y se pierda capacidad auditiva de forma prematura. Factores como la humedad, el ruido e incluso una mala alimentación pueden ocasionar infecciones u otras dolencias que merman progresivamente la capacidad auditiva y muchas veces de manera casi imperceptible. Por ello es aconsejable tomar precauciones como disminuir el volumen de los aparatos electrónicos, llevar una alimentación sana o revisarse la audición como mínimo una vez al año.
Bajo esta premisa, y en el marco de la campaña de concienciación social “¿Eres todo Oi2?”, que desde hace un año recorre la geografía española, la citada empresa ha elaborado un decálogo de consejos para evitar problemas de audición a corto plazo. Los principales son los siguientes:

1. Evitar los entornos ruidosos. El 88 por ciento de los españoles considera que los niveles de contaminación acústica en su ciudad son excesivamente altos. En este sentido, estar expuestos de forma prolongada a sonidos intensos como tubos de escape, construcciones en obra o el bullicio de las fiestas populares, bares y discotecas, podría causar dolencias irreversibles en el tímpano e incluso sordera si el sonido es superior a los 90 dB. De este modo, hay que disminuir el tiempo de exposición a sonidos fuertes y utilizar protectores auditivos especiales para atenuar los efectos nocivos.
2. Disminuir el volumen de los aparatos electrónicos. Poner la radio o la televisión a gran volumen o escuchar música fuerte con el mp3 son factores de riesgo para la salud auditiva. Los adolescentes son quienes presentan mayor peligro de experimentar alguna dolencia de este tipo a largo plazo. Para minimizar estos efectos perjudiciales, hay que bajar el volumen en la medida de lo posible, utilizar protección auditiva en locales con música alta o conciertos, alejarse de los altavoces y descansar varias horas antes de escuchar de nuevo música con auriculares.

3. Facilitar la regulación de presión al viajar en avión. Al producirse el despegue y el aterrizaje de los aviones, las trompas de Eustaquio tratan de regular la presión del aire que entra en el canal auditivo para que éste no se dañe, lo que provoca una molesta sensación en los oídos. Por ello, para facilitar este proceso y disminuir esa incómoda molestia, se recomienda bostezar, espirar aire por la nariz o mascar chicle y usar, asimismo, protectores auditivos estándar que amorticen los ruidos más molestos y permitan a la vez una correcta audición de los sonidos ambientales. Si transcurridas 48 horas del vuelo la molestia persiste, se aconseja acudir a un especialista.
4. Evitar las corrientes de aire al conducir. Tener la ventanilla del coche bajada mientras se conduce provoca exceso de aire en el canal auditivo, lo que incrementa el riesgo de contraer infecciones como la otitis. Además, el ruido del motor, del viento y demás vehículos que circulan por la carretera ocasionan pérdida gradual de la capacidad de audición, por lo que se aconseja conducir con las ventanillas cerradas.

5. No utilizar bastoncillos ni elementos punzantes. Los oídos poseen un mecanismo de auto limpieza para eliminar el cerumen que se forma en su interior; por ello, nunca hay que emplear bastoncillos o elementos afilados y punzantes para limpiarlos, ya que de lo contrario se podría obstruir el canal auditivo, lastimar la piel del conducto del oído e incluso alcanzar el tímpano y perforarlo.

6. Evitar los objetos demasiado pesados. Levantar pesas en un gimnasio o cargar muebles en una mudanza puede ejercer una fuerte presión en la membrana del oído, ocasionando problemas en el sentido auditivo, así como pérdida de equilibrio. Por ello es aconsejable disminuir la cantidad de peso y respirar profundamente mientras se realiza la actividad.

7. Sumergirse en el agua lentamente. Al zambullirse en el agua, la presión existente es mucho más acusada que en la superficie, por lo que el oído, de forma automática, activa un mecanismo para regularla. Por este motivo, es aconsejable que la inmersión se haga de forma lenta y pausada, sobre todo en aguas más profundas. De lo contrario, podría producirse la entrada brusca de agua en los oídos y la consiguiente aparición de infecciones.

8. Usar tapones a medida para proteger la audición y bañarse en aguas limpias. Tanto en la piscina como en la playa es conveniente proteger adecuadamente los oídos para que no se generen tapones. El uso de protectores auditivos fabricados a medida disminuye el nivel de humedad provocado por el contacto con el agua y, por tanto, se reduce el riesgo de padecer otitis. Por otro lado, nadar o bucear en aguas que no han sido debidamente tratadas propicia la aparición de gérmenes y bacterias que ocasionarían, entre otras complicaciones, infecciones en el oído.

9. Secar los oídos después de cada baño. Tanto si se está en la ducha como tomando un baño en la playa o la piscina, es imprescindible secar el oído externo con un paño o toallita secos. Solamente así se evitará que se generen tapones de agua y el contagio de hongos e infecciones.

10. Acudir a un especialista al menos una vez al año. En España, uno de cada cuatro españoles nunca ha acudido a un especialista para realizarse una revisión auditiva, frente a cuatro de cada cinco que revisan su visión de forma periódica. Es muy recomendable revisar la audición al menos una vez al año para prevenir a tiempo cualquier anomalía y poder determinar, mediante una sencilla revisión, si existe pérdida auditiva.
PROFESIONES CON MAYOR RIESGO DE PADECER PÉRDIDA AUDITIVA
Una exposición prolongada y continua a sonidos que superen los 80-85 dB puede dañar el sistema auditivo de forma irreversible, además de ocasionar otras dolencias asociadas como estrés, migrañas, falta de concentración, insomnio, disminución del rendimiento e incluso problemas vasculares y respiratorios, entre otras. Existen profesiones y determinados trabajos que se desenvuelven en entornos que superan este límite tolerable de ruido, estimado en 85 dB, pero en determinados momentos llega a alcanzar hasta los 140 dB. En estos entornos es recomendable usar protectores fabricados a medida con materiales especiales que permiten atenuar los ruidos intensos, sin impedir seguir disfrutando del sonido de forma nítida y sin distorsiones. Las profesiones que se exponen a sonidos más elevados y perjudiciales para la salud auditiva son:

» Músicos, empleados de bares y discotecas. Las personas que trabajan en entornos en los que se reproduce música alta tienen grandes posibilidades de padecer dolencias auditivas como consecuencia de la exposición prolongada a frecuencias demasiado elevadas. En una discoteca, por ejemplo, se soportan niveles de más de 115 dB, y en un concierto en directo se llega a niveles que giran en torno a los 140 dB.

» Industria pesada, textil y construcción. Los profesionales de la industria metalúrgica, siderúrgica y textil se exponen diariamente a ruidos que alcanzan un volumen muy elevado; es el caso de tornos y fresadoras que superan los 85 dB, y martillos neumáticos, laminadoras y forjadoras que puede alcanzar los 110 dB.
» Deportistas. El mundo del deporte no escapa a los riesgos que el ruido puede suponer para la salud auditiva. Motociclismo, automovilismo, parapente, ala delta o puenting son algunas de las actividades deportivas que conllevan riesgos añadidos para el oído debido al cambio de presión, las corrientes de aire y el ruido del motor, dependiendo de cada caso. Así, en una motocicleta se alcanzan los 100 dB, mientras que en un coche de carreras se superan los 120 dB, pudiendo ocasionar tinnitus (zumbidos o pitidos) y otras dolencias en el oído a corto plazo.

» Transportistas y conductores. Camioneros, mensajeros, conductores de ambulancias, maquinistas, policías, entre otras, son profesiones que conllevan un riesgo para los oídos como consecuencia del sonido procedente del motor, el tráfico o las sirenas. Además, el humo o las corrientes de aire también merman la capacidad auditiva sin apenas percibirlo. En este sentido, cabe señalar que un conductor de tren soporta ruidos de unos 80 dB, el sonido del motor de un camión en marcha alcanza los 90 dB y la sirena de la ambulancia llega a los 100 dB.

» Pilotos, asistentes de vuelo y empleados de tierra. El ruido constante de los motores y del despegue y aterrizaje de los aviones son algunos de los sonidos a los que se someten diariamente los empleados de aeropuertos y compañías de vuelo, superando en ocasiones los 100 dB.

» Dentistas. En ocasiones, los ruidos generados en la consulta de un dentista como consecuencia del uso del taladro y otros utensilios pueden alcanzar los 100 dB, pudiendo ocasionar problemas auditivos irreparables.

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