miércoles, 10 de julio de 2013

Las ondas cerebrales afectan a la capacidad auditiva

Nuestra capacidad de procesar los sonidos depende de nuestra actividad cerebral. Las funciones del cuerpo humano se modifican cíclicamente con los ritmos medioambientales, como el día y la noche, y esto a su vez, regula nuestras percepciones y nuestra conducta. Del mismo modo, nuestra capacidad auditiva también cambia. Molly Henry y Jonas Obles, investigadores del Instituto Max Planck en Alemania, han descubierto que nuestra capacidad auditiva depende de una coordinación exacta con los ritmos cerebrales. De esta manera, nuestro cerebro, el sonido y nuestra conducta están estrechamente conectados, es decir, nuestra actividad cerebral influencia nuestra forma de escuchar. Acoplamiento rítmico El estudio indica que los ritmos del entorno, los ritmos del cerebro junto con nuestra conducta, se acoplan y se influencian entre sí. El estudio afirma por tanto que el mundo está formado por fenómenos cíclicos que cambian durante el transcurso del día. El cerebro escucha Los investigadores alemanes estudiaron además el concepto “el cerebro escucha”, refiriéndose al modo en el que el ser humano procesa el habla y la música. Si el cerebro se acopla a los cambios melódicos, estará también más preparado para reconocer sonidos vocales fugaces pero importantes. Las personas que participaron en el estudio tenían que identificar los intervalos silenciosos ocultos en una melodía. Al mismo tiempo, los investigadores registraban las señales cerebrales de los participantes. En primer lugar, el estudio demostraba que el cerebro de todos los participantes se dejaba llevar por los lentos ritmos cíclicos de la melodía. En segundo lugar, la capacidad de los participantes de descubrir los intervalos de silencio ocultos en los cambios de melodía no era constante, por el contrario, oscilaba bajo el control del cerebro. Actividad oscilatoria neuronal La actividad oscilatoria del cerebro controla y regula nuestra capacidad de procesar la información que recibimos, esto se conoce como actividad oscilatoria neuronal. Por tanto, todas las fluctuaciones acústicas que percibimos parecen determinar nuestra actividad cerebral. El cerebro utiliza las fluctuaciones rítmicas para estar mejor preparado y poder procesar la información entrante de importancia. Los investigadores esperan poder utilizar la vinculación de la actividad cerebral con la acústica del entorno, como un nuevo método para estudiar los problemas de las personas con pérdida auditiva o tartamudez. Fuente: http://www.laboratoryequipment.com

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