sábado, 20 de febrero de 2010

El cuidado de los oídos

Algunos ruidos y prácticas cotidianos pueden afectar el sentido auditivo. Los adolescentes son quienes se encuentran en medio de un riesgo superior.
El sentido auditivo se encuentra acosado por el ruido que se genera en las grandes urbes y son los adolescentes quienes presentan mayor riesgo a experimentar daños a causa de hábitos como escuchar música con auriculares a gran volumen o hacerlo en bares y discotecas de moda.
Es necesario que los padres tomen conciencia del problema y prevengan a sus hijos del riesgo.
No sólo las calles de las ciudades modernas son mucho más ruidosas de lo que eran hasta hace unas cuantas décadas, sino que el bombardeo de sonidos se propaga hacia sitios que, en otros tiempos, podían proporcionar un poco de descanso a este sentido, como restaurantes, gimnasios e, incluso, en los hogares.
Particularmente, gran cantidad de jóvenes se exponen de manera considerable y constante a fuentes de ruido cuyo efecto puede ir del simple aturdimiento a la generación de "zumbidos" persistentes e incluso pérdida parcial y/o total de la audición.
Así, equipos de música a todo volumen, uso de auriculares y reproductores portátiles de música, así como asistir a conciertos de rock o pop y a clubes nocturnos son importantes factores de riesgo auditivo.
Lo más recomendable es conocer estos factores de riesgo, a fin de tomar las medidas preventivas para cuidar este importante sentido y conservarlo en buenas condiciones durante la mayor parte de la vida.
Sonidos y ruidos. Los seres humanos tenemos la capacidad de distinguir sonidos de distinta naturaleza, siendo muchos de ellos relajantes o suaves, pero también molestos, desagradables o, incluso, tan intensos que lastiman nuestros oídos
En base a este criterio y con un poco de observación es posible distinguir cuáles son las fuentes de ruido más peligrosas y, por lo tanto, en qué momento este sentido se encuentra en peligro.
Todo lo que escuchamos es medible en decibeles (dB), escala en la que cada tres unidades se duplica la energía sonora percibida.
Aunque la audición puede variar si el sonido es grave o agudo, el rango del oído humano tiene dos umbrales, el de audición (0 dB), y el de dolor (120 dB). A mayor potencia del sonido, menor es el tiempo que resulta tolerable.
Para saber cuál es el nivel de sonido en que nos encontramos, es posible contar con algunas referencias.
Por ejemplo, la intensidad del sonido generado en una conversación ordinaria es de 60 dB, mientras que la de un secador de cabello es de 80 dB; cuando el nivel de ruido ambiental supera los 90 dB resulta difícil oír lo que otra persona está diciendo, incluso si grita.
Una banda de rock toca música en un nivel 100 a 120 dB, que es la misma cantidad de ruido procedente de un avión grande a una distancia de 30 metros; cuando el volumen de ruido es así de alto, la mayoría de las personas lo encuentran molesto, y si la intensidad del sonido supera los 130 dB se percibirá dolor en los oídos.
En el caso en que la intensidad del sonido rebase los 140 dB, la capacidad de audición puede afectarse permanentemente, incluso después de sólo unos segundos de exposición, y cuando el ruido alcanza 180 dB, como al estar cerca de una explosión generada por la pirotecnia, el oído se puede dañar para siempre debido a lesiones graves en el oído medio y oído interno.
Los oídos son una parte muy delicada de nuestro organismo que requieren cuidados especiales para evitar los estragos ocasionados por sonidos demasiado intensos.
Los consejos para procurar su salud, con base en investigaciones, son los siguientes:

1. Ya que la mayoría de la gente no puede vivir sin música, sólo hay que hacer un pequeño esfuerzo para disminuir el riesgo en forma considerable.
Por ejemplo, se puede reducir poco a poco el volumen de la televisión, equipo de música o reproductores de sonido que utilicen auriculares.
Se recomienda utilizar tapones específicos para los oídos en los conciertos de rock o centros nocturnos.
Además, es importante no permanecer demasiado tiempo cerca de los parlantes.
Es normal escuchar música muy fuerte en el equipo del auto debido al ruido producido por el motor o el que se genera en la calle, por lo que se debe tener especial cuidado para no subir de más el volumen inconscientemente.
. Se aconseja acudir a restaurantes y centros de reunión con bajas emisiones de ruido, preferentemente en aquellos con dispositivos que absorban los sonidos (alfombras, decoraciones con telas y cortinas) y donde no se tenga música o televisor de fondo a muy alto volumen.
. En el hogar, se pueden ajustar silenciadores a los electrodomésticos grandes, en tanto que a los pequeños se les puede colocar hule espuma para reducir el ruido.
También se deben mantener apagados todos los aparatos que no se utilicen.
Se recomienda utilizar auriculares específicos de protección sonora al emplear herramientas demasiado ruidosas, como la cortadora de césped, y instrumentos de uso industrial, como el martillo neumático, y al practicar ciertos deportes, como el tiro.
Si se trabaja en entornos ruidosos, se debe tener especial cuidado con la audición: no sólo es útil recurrir al uso de protecciones para los oídos, sino que se debe hacer énfasis en aislarse de sonidos molestos al llegar a casa o viajar en automóvil.
Ante todo, si al encontrarse en cualquier lugar se detecta ruido que genera un zumbido o sensación de hormigueo en los oídos, hay que alejarse de la fuente de sonido.
Algo más
Al margen de esto, otros consejos que bien vale la pena seguir son los siguientes:

A. No emplear hisopos de algodón para limpiar la parte interna de los oídos, ya que se puede dañar el tímpano o empujar el cerumen hacia el interior del canal auditivo y aumentar la producción de cera.
B. Tampoco se recomienda introducir los dedos o la toalla en los oídos, pues también pueden empujar la cera hacia el tímpano y dañar la piel.

C. No introducir objetos ni agua sucia en el oído, ya que se pueden producir infecciones que desemboquen en problemas de audición.

D. La acumulación de cerumen en los oídos no es agradable, pero los oídos necesitan esta sustancia para lubricar la piel del conducto auditivo y para transportar polvo, suciedad y células muertas al exterior.E. Sólo hay que recordar que vale la pena acudir al otorrinolaringólogo cuando se detecten silbidos o zumbidos dentro de los oídos, dolor en el canal auditivo, sensación de tener algodón dentro de éste o dificultad para escuchar después de que se ha expuesto a música con volumen alto.

E. Sólo hay que recordar que vale la pena acudir al otorrinolaringólogo cuando se detecten silbidos o zumbidos dentro de los oídos, dolor en el canal auditivo, sensación de tener algodón dentro de éste o dificultad para escuchar después de que se ha expuesto a música con volumen alto.
También, cuando la producción de cerumen parece más abundante de lo normal.

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