lunes, 9 de julio de 2012

SORDERA EN LA EDUCACIÓN MUSICAL

La educación musical fomenta el desarrollo de la vida emocional, de las habilidades creativas y expresivas, de la estética y la sensibilidad en general, de la flexibilidad de pensamiento y de la organización temporal; todo ello resulta beneficioso para la integración social. Para los sordos, la música tiene indicaciones terapéuticas, pues corrige dificultades fisiológicas ligadas a esta discapacidad. Así, el niño sordo carece de ritmo corporal, porque este se desarrolla por el oído; sin embargo, puede percibir las vibraciones rítmicas por vías diferentes de la auditiva: por su piel y su sistema óseo. Le pueden llegar las vibraciones musicales a través del piso de madera sobre el que pisa descalzo, con un globo que puede asir con las yemas de sus dedos podrá sentir las vibraciones de un espectáculo musical… En este sentido, cada sordo manifiesta preferencia o mayor sensibilidad por una determinada parte de su cuerpo para sentir dichas vibraciones. Con la ayuda de los ordenadores, la música se puede percibir a través de los ojos gracias a diferentes programas de visualización de parámetros del habla y otros elementos sonoros (valga como ejemplo el visualizador fonético Speechwiever). Y no solo percibirlas, sino también sentir y memorizar sus esquemas rítmicos para luego poder aplicarlas en su habla lo mismo que en sus movimientos físicos. Serán vibraciones receptivamente distintas a las de los oyentes pero potencialmente reconocibles e identificables para el cerebro. Las vibraciones también son la base para el aprendizaje de la lectura e interpretación musical. Música y sordera son compatibles. Uno de los objetivos de la enseñanza de la música debe ser promover esta como medio de expresión, comunicación e integración con los demás.

0 comentarios:

Publicar un comentario

cntador de vistas