martes, 26 de junio de 2012

INCERTIDUMBRE ECONÓMICA VERSUS DERECHOS BÁSICOS

Términos como prima de riesgo, estado de la Bolsa, déficit, gasto público, recesiones, intervenciones, recortes, ajustes, que se han materializado en nuestro día a día haciéndonos ver cómo influyen en nuestras vidas y, en nuestro caso, cómo afectan a las personas sordas y a los servicios que, en el siglo XXI, consideramos básicos. Servicios que son cuestión de derechos, de unos derechos que hemos ido conquistando y que aún no están consolidados. Servicios que son pura necesidad, que no pueden ni deben ser cuestionados en el conjunto del país. En estos meses una idea ha sobrevolado algunas Comunidades Autónomas: el copago de los servicios de interpretación de la lengua de signos por parte de sus usuarios. Una idea inaceptable que supondría gravar injustamente a las personas sordas por el mero hecho de serlo; un retroceso en la lucha contra la desigualdad. Confiamos y trabajamos para que se quede sólo en eso, en una idea, en pura abstracción. Los Presupuestos Generales del Estado para 2012, aún en fase de tramitación en las Cortes, así como los de las Comunidades Autónomas, nos permiten comprobar el nivel de ajuste que van a suponer para los programas y servicios de atención a las personas sordas y sus familias que lleva a cabo la red asociativa que conforma la CNSE. Programas como los de Atención al Entorno de las personas sordas para su integración socio-familiar, los de Agente de Desarrollo de la Comunidad Sorda, los servicios de interpretación presenciales, la comunicación a distancia a través del servicio de videointerpretación SVIsual, los programas de formación e inserción laboral para personas sordas, de atención a personas mayores sordas, a inmigrantes, el apoyo a la educación de las personas sordas, la accesibilidad a museos, a la cultura en general, etc. De todos ellos se benefician personas, individuos de diferentes edades a quienes nuestra red asociativa, más allá de las habituales estadísticas, ponemos nombre, apellidos y cara, damos palabra, signo y voz. Gente corriente, gente sorda, familiares para quienes poder acceder a los mismos marcan la diferencia entre ser parte de la ciudadanía o, simplemente, no ser. Otro de los efectos nocivos de esta crisis, además de la grave tasa de desempleo en nuestro país y de la merma en los servicios, es el riesgo de convertirnos en una sociedad cada vez menos sensible. De ahí la ejemplaridad de iniciativas como las de ADIF, Fundación Vodafone y Fundación Orange, galardonadas en la segunda edición de los premios de la Fundación CNSE, que fueron entregados por la Princesa de Asturias y contaron con la presencia del Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. Y es en este escenario tan complejo, cuando el CERMI Estatal celebra su 15 aniversario. La CNSE fue una de sus impulsoras y miembro fundador. No cabe duda de que el CERMI Estatal ha sido y es decisivo en la lucha por la inclusión de las personas con discapacidad, habiendo mostrado en estos quince años de vida una gran capacidad tanto para reaccionar ante la injusticia como para provocar cambios sociales; siendo capaz de lograr la cohesión de todo un sector, sabiendo defender lo común y, al mismo tiempo, respetar los espacios propios e irrenunciables de las distintas y muy diversas entidades que lo integran. Por último, hay que mencionar en este breve repaso de la actualidad político-social de los últimos meses, las actividades llevadas a cabo por la CNSE y el movimiento asociativo en su esfuerzo por reforzar la unidad del mismo. Así, cabe destacar la participación de la CNSE en el Día de la Mujer y los preparativos para la celebración del I Congreso Estatal de Mujeres Sordas que se celebrará el próximo junio, y los esfuerzos realizados en la organización de encuentros intergeneracionales que mejoren y refuercen la conexión entre todas las personas sordas y sus familias más allá de su edad. En la misma línea podemos incluir a las próximas jornadas de identidad sorda que se celebrarán coincidiendo con el 20º aniversario de las primeras jornadas. Todo ello en el afán irrenunciable de la CNSE por acoger y representar a todas las personas sordas de nuestro país en un único esfuerzo unitario para la consecución de la plena igualdad de condiciones y derechos, y la mejora de la calidad de nuestra propia sociedad. Fuente: El Faro del Silencio

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